FABULAS DE LOS ESTUDIANTES
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NOVELA
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por Alejandra Correas Vázquez
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FÁBULA VEINTIUNO
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CAMINATAS CITADINAS
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La ciudad comenzaba a iluminar sus ojos para recibir a la noche. Una brisa suave atravesaba las esquinas. Con ella, los habitantes del centro podían adivinar el mensaje que llegaba desde los altos citadinos. Luz se detuvo para aguardarlo. Sin embargo... ¿Podría evadirse de aquel destino? Creía percibir en el aire la danza de un Silfo que viniera desde su emigración de la sierra, para anunciarse. Presentía su voz...
—“Nunca me has conocido con realidad ¿Sabes lo que es el silencio de los hombres? Cuando esta sangre que inunda las calles se apaga por completo, entonces nuestro himno de los silfos es el más poderoso ¿Podrías resistirnos? ¿Podrías prescindir de este movimiento? ¿Sabrías reconocer la hora natural del día o la época en que deben arrojarse las semillas? Soy un poderoso Silfo y vengo a anunciarme. Te esperaré en mi reino”
Ella le respondió:
—“No. No lo deseo, o apártalo por mucho tiempo. Este infierno de calles es mi propio hogar. Un refugio ¿Qué haría en tus montes? A los dieciocho años debo emprender sola la conducción de mis pasos. Debo descubrir los caminos de los hombres para hallar el mío ¿Qué sería yo para el mundo, para la humanidad, si pidiera a voces la esclavitud a tu reino, o de lo contrario la tuya como mi guía, por negarme a colocar mi pie en el camino, por mis propios medios?”
—“¡Orgullosa! ...Yo puedo guiarte”— díjole el Silfo
—“No es tiempo, necesito este amparo de la ciudad”— replicóle Luz
—“Te brindaré mis cantos”
—“No es tiempo. Mi ciudad todavía no ha perdido toda el aroma que le brindó por siglos, la vecindad de tu sierra. Y en sus contornos aún se perciben tus cantos ¿Y si los hombres reunidos creáramos una nueva naturaleza? Podría yo ayudar a intentarlo”
—“¡Caprichosa! ... ¿Por qué me rechazas?”— insistió el Silfo
—“De todos modos me hablas desde muy cerca”— aseguróle Luz —“Nuestra urbe se erige rodeada de espinos, detrás de la última casa construida, y por allí aún reinas ...No... No estoy preparada para resistirte. Aunque de hacerlo regresaría aquí más tarde, para dialogar con mis citadinos, llevándoles un puñado de arena y mica”
—“¡Genio y Figura”
—“Nadie parte con las manos vacías, y tal vez recibas de mí un poco de asfalto ¿Acaso no podrá serte beneficioso?”
Siguió caminando. Varios letreros luminosos circundaban cada esquina. Los citadinos volvían a sus casas del trabajo. Los jóvenes salían a la ventura a beber un sorbo, en una copa bien llena, y alimentar sus mentes ansiosas ¿Lo hallarían? Algunos, es posible. Otros, algo. Otros, mucho. Tal vez un extremo de la fuente. Y el resto volvería con el tiempo la cabeza.
Los ciudadanos cubren sus calles vespertinas. Una multitud regresa al hogar. Entre ellos se encuentran quienes ya han abierto la vertiente. Otros se adentran buscando el bullicio noctámbulo...
Luz continúa bajo las mismas luces. Está próxima a su mayoría de edad y su mente se agita. Ella ve que otros jóvenes ingresan a clase, ya que las escuelas nocturnas abren a esa hora, sus puertas. Otros caminan distraídamente como ella.
Los teatros muestran sus escenarios. Ya no hay ensayos, el día ha concluido y los frutos se demuestran al levantar el telón. La jornada fue larga. El pintor está silencioso y sus colores inundan una pared. Es el día de la presentación. La flauta emite sus notas. Como una imagen de la propia vida ya no queda improvisación. Los hombres han prolongado con sus luces técnicas, la luz de la naturaleza.
Córdoba tiene sus avenidas blancas. Los letreros guiñan sobre los pasos de los jóvenes. Esta ciudad es un albergue de estudiantes. Algunos propios. Otros próximos. Otros han recorrido distancias. Vienen de todas las provincias y de los países hermanos, que hablan la misma lengua de Castilla.
Es el aura de una gran colmena. Ellos son una fusión. España les trajo un idioma, Europa dejó emigrar parte de su acopio humano, algunos en cambio conservan sus rasgos heredados de la antigua raza americana. Derribados sus reinos están de regreso, pues la humanidad siempre brinda nuevas esperanzas. El último Inca dejó su palabra inscripta en diálogos, mediante quipus, para la América del Sur que se extiende hacia los hielos del polo. Sufrió una derrota india frente al triunfo de los blancos, donde se advierte que los odios no están superados. La invasión blanca no anuló por completo a la sangre autóctona, pero la sociedad actual es occidental y deben todos asumirla.
Es una ciudad universitaria y por sus calles recibe una multitud, un enjambre, un colmenar formado de estudiantes. Luz recorre esas calles con sus mitos antiguos y sus situaciones presentes.
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