ATENDER AYUDA A ENTENDER
En mi opinión, ATENDER es una palabra completísima que tiene muchos más significados de los que conocemos y usamos habitualmente. Conviene conocer todas las aportaciones que nos puede hacer, porque atender es algo que nos puede beneficiar enorme y satisfactoriamente. Y también a quien atendemos, si lo hacemos bien.
“Acoger favorablemente”
Acoger, admitir, servir de refugio o albergue a alguien, permitir, aceptar, recibir con un sentimiento especial la aparición de alguien, proteger, amparar… cuánta belleza en lo que significa acoger a alguien que nos necesita y nos reclama… cuánto podemos hacer a la persona a la que atendemos…
“Esperar o aguardar”
Cuando atendemos a alguien no ha de invadirnos la prisa por que termine, no hemos de interrumpir su discurso o su silencio –si se produce- ni tampoco la manifestación expresiva de sus sentimientos. No hemos de alterar su ritmo. Atender, en principio, es prestar atención y escuchar.
“Aplicar voluntariamente el entendimiento a un objeto espiritual o sensible”
Atender ayuda a entender. Poner toda la voluntad en el hecho de la atención, estar uno todo y del todo, plenamente. Que el otro se sienta en ese momento el centro de nuestro mundo. Que sienta la atención y el cuidado en esa atención.
“Tener en cuenta o consideración algo”
Lo que el otro dice y lo que el otro calla, lo que dice y lo que se intuye claramente detrás. En las conversaciones no participan sólo las palabras que se dicen. Además de ellas, que no siempre lo dicen todo y no siempre lo expresan todo correctamente, están los gestos –ese lenguaje no verbal-, las miradas intensas –que en ocasiones dicen mucho más y afloran cosas más profundas- y las miradas perdidas, el estado de ánimo, los balbuceos, los temblores, los miedos… todo habla a quien quiere atender.
“Mirar por alguien o algo, o cuidar de él o de ello”
En el atender hay acogimiento y cuidado, unos brazos abiertos que después se convierten en abrazos, dime, cuéntame, vacíate, soy tu cómplice, el guardián de tus secretos, quien más y mejor te comprende, el que no te juzga ni te juzgará. Dime. Cuéntame. Te estoy atendiendo.
“Responder al ser llamado por su nombre”
Quien nos cuenta algo nos llama por nuestro nombre. Nos busca, tal vez nos necesita, o tal vez sólo necesita saber que es alguien para alguien. O decir lo que le explota por dentro, lo que no le deja vivir, lo que no comprende, lo que sí quiere o lo que no quiere, lo que necesita, que nos necesita…
Atender es mucho más que dedicar atención, es ser y estar en el momento, en ese momento en que los dos se han reunido; es comprender, escuchar sin pre-juzgar, estar abierto y receptivo, poner toda la humanidad en ese ahora.
Atender nos ayuda a entender al otro.
Atender abre nuestra comprensión.
Atender es verdaderamente un hermoso gesto de compasión.
¿Atiendes realmente a quien reclama tu atención, a quien te llama, a quien se dirige a ti?
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales