CAPÍTULO 31 – EL ALUMNO
Este es el capítulo 31 de un total de 82 -que se irán publicando- en los que se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.
“Cuando el sabio señala la luna, el necio se queda mirando el dedo”.
(Anónimo)
“Yo no enseño a mis alumnos, sólo les proporciono
las condiciones en las que puedan aprender”.
(Einstein)
“El verdadero discípulo es el que supera al maestro.”
(Aristóteles)
“Por lo que a mí respecta, como me gusta considerarme siempre la causa principal del bien o del mal que me acontece, siempre me he visto con satisfacción en la situación de ser mi propio alumno
y en el deber de ser mi propio receptor.”
(Giacomo Casanova)
EL ALUMNO SOMOS TODOS EN TODOS LOS MOMENTOS.
Ya has oído muchas veces algo parecido: “Cuando el alumno está preparado, aparece el Maestro”. Y así es.
Si estás preparado, o sea, verdaderamente interesado, te aparecerán por todos los sitios. Como moscas.
El Maestro es el frutero, el slogan publicitario, la frase célebre, el abrazo de tu madre, el dolor, el sueño, tus propias reflexiones… tienes suficientes Maestros, si prestas atención.
También puede ser que solicites con ahínco y fe que aparezca el Maestro físico (ver capítulo EL MAESTRO – EL MAESTRO INTERIOR) y si aparece, ese sí que te enriquecerá más directamente.
EN LA VIDA SOMOS CONTINUAMENTE ALUMNOS.
Desde que nacemos hasta el día del entierro, ni un solo día, ni solo un instante, debemos dejar de ser alumnos.
De nacimiento sólo traemos aprendidos unos pocos instintos básicos de supervivencia y poco más.
El resto, hay que aprenderlo.
O recordarlo.
SIEMPRE HAY ALGO QUE APRENDER.
Nuestro autoconocimiento nunca llega a la totalidad. Siempre quedan cosas por descubrir y a medida que nos hacemos más alumnos nos aparecen facetas insospechadas que también reclaman su derecho a nuestra atención y a su mejoramiento.
El alumno debe poner de su parte atención, voluntad de comprensión, interés, curiosidad, ganas, la inquietud creciente, honradez, sinceridad, el ansia de querer conocer más.
EL ALUMNO HA DE CONVERTIRSE EN ETERNO ALUMNO.
El conformismo no ha de estar en el vocabulario del alumno, ni tampoco la urgencia por dejar de serlo.
Se crece mientras uno se considera en ese nivel.
Hay un peligro cierto en llegar a un momento en que uno siente que ya ha evolucionado lo suficiente y que ya se ha descubierto del todo, porque ese conformismo –que puede ser de un ego engreído y no de uno mismo- nos puede condenar al estancamiento.
Y estancarse es una grave pecado para quien tiene el propósito de su Desarrollo Personal.
ATENCIÓN
Para ser un buen alumno se necesitan una serie de requisitos:
El alumno no debe aceptar ninguna cosa “porque sí”. No debe limitarse a escuchar y asentir: puede y debe dialogar y discutir.
Debe encontrar en su interior el eco de lo que le enseñen, sentir que eso encaja con su intuición, y no tener la sensación de que acaba de incorporar algo nuevo que no termina de asimilar, sino que le acaban de recordar algo que ya sabía porque está plenamente de acuerdo con ello.
Debe almacenar las enseñanzas en el corazón, no sólo en la cabeza.
Debe ser un pensador libre de condicionamientos y de influencias, un metafísico, un preguntador incasable, uno que siente en su corazón, un pequeño filósofo, un buscador insaciable.
No debe crear dependencia del Maestro.
POR SI NO LO SABES
La sabiduría, como los conocimientos, se va adquiriendo por etapas.
Se aprende cuando abandonas el terreno ya conocido y te aventuras en el que está por descubrir.
Cuando emprendes un viaje a lo desconocido es conveniente ir preparado, tener interés y llevar un buen mapa.
El mapa te da tranquilidad cuando te parece que te has perdido.
Ahora trata de hacer una analogía entre esto y tu viaje interior, tu Camino de alumno.
Hay muchos Caminos para llegar a un destino: selecciona el que más se adecúe a tus necesidades y aquel en el que te sientas más cómodo y a gusto porque cuadra contigo.
Nunca debe suceder ser que el Camino de aprendizaje sea de sufrimiento.
Procura evitar los atajos: no siempre son convenientes.
Muchas veces es mejor hacer todo el Camino, y siempre es conveniente disfrutarlo y no desatenderlo por tener la mirada fija en la meta.
A fin de cuentas, la meta es sólo lo que pone fin al Camino, pero si no se hace conscientemente ese Camino... habrá sido inútil y habrá que volver a empezar.
Toma notas de ese viaje.
Los paisajes y veredas son más atractivos cuando se miran con toda la atención.
Recordar, a veces, también es una nueva enseñanza para el alumno.
Eso sí, no confundas el mapa –que es la teoría- con el camino –que es la práctica y la realidad-.
Que no decaiga nunca tu interés por seguir aprendiendo.
RESUMIENDO
Estamos condenados a ser eternos alumnos.
O somos agraciados por ser eternos alumnos.
Aquí pasa como en la vida: uno empieza aprendiendo las letras y puede seguir en una carrera, como la medicina, que no tiene fin. El médico se enriquece continuamente con más conocimientos.
El alumno que sabe serlo tiene por delante toda una vida en la que seguir aprendiendo, cada día más, cada día más profundamente.
Y eso enriquece a la persona y la hace más persona.
Francisco de Sales
Si le interesa ver los capítulos anteriores están publicados aquí:
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