¿ES ÚTIL LA INTROSPECCIÓN?
En mi opinión, a las personas que estamos en un Proceso de Desarrollo Personal nos llega un momento en que pensamos que lo que más nos puede ayudar, o lo que más necesitamos, es hacer una introspección profunda y valiente; atrevernos a entrar en la zona tenebrosa de nuestro inconsciente a remover todas las cosas desagradables del pasado, enfrentarnos cara a cara con la sombra, y hacer una limpieza general en todas nuestras zonas oscuras.
Así que buscamos estar relajados para acometerlo y a veces nos ponemos en postura de meditación y otras veces frente a un folio en blanco. Nos prometemos no asustarnos por nada y recibir todo lo que aparezca… y comenzamos.
Se supone que estamos dirigiendo una mirada interior para revisar todos los actos de nuestra vida, todos los aspectos de nuestra conocida y desconocida personalidad, y todo aquello que tenga que ver con nosotros o nos toque de algún modo. Y sufrimos y lloramos ante lo que va apareciendo. Hasta tenemos momentos de arrepentimiento por haber osado remover ciertas cosas, pero nos alentamos pensando que es para nuestro bien y que acabaremos sanados.
Pero… ¿qué es lo que hacemos en un proceso de introspección?
Algunos se lo toman muy en serio y llegan hasta el fondo –solos o acompañados por un psicólogo- y acaban comprendiendo su pasado y comprendiéndose, y sanando casi todas sus heridas. Se trata de conseguir des-culpabilizarse, de eliminar los efectos vigentes de nuestras anteriores experiencias lamentables. Y la idea es que una vez terminado el proceso uno pueda encontrarse en paz con el que es o el que está siendo en este momento.
Otros se entretienen insanamente en el lamento y el auto-reproche, o juegan a juzgarse suponiéndose una inteligencia y ecuanimidad que en realidad están ausentes, y entonces la introspección no deja de ser un juego mental en el que uno es un juez que se juzga a sí mismo, y que muy posiblemente acabe siendo demasiado blando o excesivamente riguroso e injusto.
Cuesta mantener la objetividad cuando se trata de uno mismo. Es complicado ser al mismo tiempo el observador y el motivo de la observación. Es complicado eso de analizar la mente con la propia mente. Es complicado no ser blando o no ser duro en exceso.
Es necesario mantener la imparcialidad en su justo equilibrio cuando uno es al mismo tiempo el fiscal y la acusación. Es necesaria una honestidad intachable e insobornable que sea capaz de no tratar de auto-engañarse, de no ser auto-indulgente gratuitamente, de no ser demasiado riguroso y cruel.
El Amor Propio es imprescindible. Y eso no quiere decir que haya que utilizarlo para perdonárselo todo sin más: antes hay que aprender, y amarse es, precisamente, reconocer los errores, lo que no nos gusta, lo que no hemos bien, lo que hemos sido o lo que estamos siendo… pero sin maquillarlo. Sólo desde la aceptación de la verdad pueden surgir los cambios que nos acerquen lo más posible a la perfección que nos gustaría ser.
La sinceridad es imprescindible. La honradez es necesaria. La nobleza es una gran aliada. La verdad es algo con lo que no se debe discutir y sí acatar.
Un Proceso de Introspección es un enfrentamiento directo con todo aquello nuestro que no nos gusta –también con lo bueno que somos o tenemos-, y es necesario estar preparado para todo lo que aparezca. De nada sirven los auto-engaños, de nada sirve negar lo innegable.
Invito a experimentarlo. Los ingredientes imprescindibles: constancia, ganas, objetividad, honestidad, verdad y Amor Propio. Y de ese modo podremos asistir -tras el trabajo personal- a nuestro propio Renacimiento.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales