ESPERA ANTES DE VOLVER A EMPEZAR
En mi opinión, no es tan sencillo como parece cuando uno se envalentona, tras haber sufrido cualquier tipo de pérdida o desgracia, y se proponer volver a empezar de nuevo de inmediato.
Parece que es de muy valientes, pero en realidad es de muy insensatos.
Antes de comenzar con un Proceso de Mejoramiento Personal en el que uno quiere recuperarse de una etapa o experiencia dolorosa, o porque uno ha llegado al hartazgo de un modo de ser que no le es gratificante, es necesario tener claras unas cuantas cosas.
¿Cómo avanzar si no sabes hacia dónde quieres avanzar?
Es necesario averiguar qué es lo que REALMENTE quieres y, sobre todo, el origen auténtico de tu situación actual. Si vienes de una mala experiencia en las relaciones es conveniente que sepas qué es lo que sí estuvo bien y qué es lo que no quieres repetir, que asumas tu parte de culpabilidad si la hubiera y, sobre todo, que encuentres el sentido y la enseñanza de tus experiencias –porque me parece que ningún sufrimiento es gratuito y todos aportan algo-. Es necesario comprobar si uno ha aprendido y si se ha fortalecido.
No se debe seguir adelante sin poner unas bases sólidas sobre las que asentar lo que venga a continuación. Querer huir del pasado sin dejarlo resuelto nos lleva directamente a la repetición de la misma historia. “No puedes esperar resultados distintos haciendo las mismas cosas”, eso dicen que decía Einstein. Si no averiguas qué es lo que quieres cambiar volverás a repetir lo mismo y dentro de poco te verás en la misma situación de tener que recomenzar.
Si uno decide volver a empezar por insatisfacciones personales es conveniente que descubra todo lo que pueda acerca de sí mismo, que sea sincero y llame a las cosas por su nombre, que no se auto-engañe (que es el peor pecado que se puede cometer durante el Proceso), y que se prepare para descubrirse incluso cosas aún peores de las que se imaginaba. Lo bueno que tiene la verdad es que no hace pactos con los que quieren engañarse.
La otra opción es comenzar desordenadamente, sin rumbo, pero en este caso es posible que se pierda demasiado tiempo en ir y volver, que uno se confunda aún más, y que no se llegue al destino… porque se ha cogido un camino que no lleva hasta allí.
Volver a empezar ha de tener por bandera la sinceridad absoluta, requiere la comprensión amable hacia todo lo que haya sucedido hasta ahora, la capacidad de poner un punto inicial real desde el que partir y no volver continuamente a todo lo anterior, salvo que sea esporádicamente y para seguir aprendiendo de aquello.
La realidad y la verdad nos van a ayudar si las escuchamos. Nos dirán lo que sí y lo que no. No se dejan sobornar ni participan en auto-engaños. Así que son las mejores aliadas con las que podemos contar.
Hay que tener cuidado de no meterse a querer resolverlo todo desde un estado en el que falte la claridad y la serenidad, porque si uno está aún afectado por lo que sea que haya sucedido, le faltará la ecuanimidad necesaria para entender los siguientes pasos. Desde la alteración no hay claridad ni se toman decisiones acertadas.
La verdad nos habla de nuestras “equivocaciones” anteriores y es imprescindible escucharlas, para no repetirlas. Y a partir de la toma de conciencia de lo que uno ha sido, de lo que uno es, y de lo que uno quiere ser, es cuando se puede poner en marcha un Plan de Vida con un destino definido hacia el que poder encaminar los nuevos pasos.
Paciencia. No pretendas resolverlo todo urgente y desesperadamente. Más vale serenarte, actuar con moderación, tener claridad, buscar información, escucharte más allá de la queja, comprenderte, perdonar y perdonarte… y entonces puedes empezar de nuevo.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales