LOS SUFRIMIENTOS QUE NO APORTAN ALGO POSITIVO SON INÚTILES
En mi opinión, el sufrimiento se divide en miles de tipos distintos de sufrimientos. En realidad, yo creo que hay tantos como personas, porque el tipo de sufrimiento y sus motivos son absolutamente personalizados y para cada uno es distinto.
Sabemos que lo que a unos les hace sufrir a otros les dejan indiferentes. Y me refiero en todo momento, por supuesto, a sufrimientos emocionales y no al sufrimiento por dolores físicos producto de daños físicos.
Cada uno hace lo que quiere con lo que le pasa –como ya sabemos- y si se aceptan con naturalidad y sin aspavientos las cosas que nos ocurren podemos dejarlas que pasen por nuestro lado sin dejarnos marca… o podemos aferrarnos a ellas y padecer todo lo que queramos y durante todo el tiempo que queramos. Y quien entienda bien esto se ahorrará mucha pesadumbre.
Creo que básicamente hay dos divisiones generales:
Los INÚTILES, que como su nombre indica no son útiles para nada positivo, no traen ni producen algo provechoso, ni comodidad, ni frutos agradables, ni interés. Nada que los haga deseables. Sólo aportan un rosario de infelicidad, de malestar, enojo, frustración, desamparo, etc. Pero hay quien se queda con esos sufrimientos como si fueran un tesoro, para alimentar su auto-pena, para regodearse en sus pensamientos negativos de que todo está mal, todo les sale mal, y el destino está en su contra.
Le dejan a uno abatido y desesperanzado…y para nada. Porque la oposición a no querer aceptar que ha sucedido lo que ha sucedido es una pataleta infantil de pésimos resultados. Lo adulto, lo sensato, lo adecuado, es afrontar aquello que ha producido el sufrimiento y observarlo, diseccionarlo, ver la verdad que esconde detrás de la apariencia que muestra. Y mirarlo y mirarse para ver exactamente dónde ha hecho el daño y por qué. Y si uno se atreve a ir un poco más allá y se atreve a preguntarse el “para qué” de lo que ha sucedido y además tiene la voluntad de encontrar la auténtica respuesta, entonces estará afrontando el sufrimiento y desclasificándolo como INÚTIL y llevándolo directamente al lugar de los APROVECHABLES.
Los APROVECHABLES, son aquellos a los cuales, como su nombre indica, les podemos sacar provecho, o sea beneficio y utilidad. En realidad, las mismas cosas que pueden ser INÚTILES pueden cambiar a ser APROVECHABLES cuando uno las acepta –lo que no quiere decir que gusten ni que se haya de hacer con agrado-, y posteriormente se entretiene en desmenuzarlas para comprenderlas y extraer toda la enseñanza que pueden aportar. Y esto es conveniente hacerlo a la vista del tan distinto y beneficioso resultado que pueden producir en el segundo caso.
El sufrimiento se produce, básicamente, por la no aceptación de la realidad. Cuando uno sufre es porque está reprimiendo la rabia o el sentimiento desagradable que le provoca esa no aceptación. Si se acalla esa rabia y se guarda sin manifestarse, creará una frustración y una furia que alguna vez tendrá que explotar y puede hacerlo en un momento inadecuado y posiblemente contra personas que no tienen nada que ver con el origen, o explotará contra uno mismo… y esto tampoco es acertado. Así que es mejor expresarlo del modo que se considere apropiado para cada uno, preferiblemente sin que sea agresivo para los otros, llorando, gritando, abrazando o dejándose abrazar, corriendo o haciendo ejercicio, compartiéndolo con una persona, etc. Siempre es mejor permitir al sufrimiento que se exprese que reprimirlo.
Si vas a sufrir, que sea para algo útil, que al menos te aporte algo positivo.
Soy partidario acérrimo de evitarse cualquier sufrimiento innecesario y más aún los inútiles. Te recomiendo que revises tu actitud de comprensión o de rechazo ante las cosas que te hacen sufrir. Mírate. Y decide qué vas a hacer a partir de ahora.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales