¿TÚ PIENSAS O REFLEXIONAS?
En mi opinión, aunque el diccionario diga que son básicamente lo mismo, y aunque muchas personas consideren que son iguales, pensar y reflexionar son dos cosas distintas, y es conveniente conocer las diferencias entre ambas para saber cuándo es suficiente con pensar en algo y cuándo otro algo lo que requiere es reflexionar más que pensar.
PENSAR puede ser un proceso involuntario, porque es imaginar, y la mente no nos necesita para eso; además, casi nunca somos conscientes de esos pensamientos autónomos, o sea que nuestra mente puede estar pensando sin que nosotros nos enteremos de ello.
En cambio, REFLEXIONAR es examinar con cuidado y atentamente un asunto teniendo en cuenta los conocimientos previos, las ideas que surjan de una mente usada conscientemente y las que uno aporte –que pueden ser propias o ajenas-. La presencia de uno totalmente involucrado durante el proceso es imprescindible.
PENSAR puede acabar siendo dar vueltas todo el tiempo a lo mismo, en un círculo vicioso en el que no se avanza o en una espiral que cada vez le aleja a uno más de su centro; puede ser estancarse en una idea que no sea la adecuada y no buscar otra distinta y correcta, sino buscar una justificación -para la primera encontrada- que avale una idea ajena, o una idea preconcebida y obcecada, o una idea caducada o mala. Los pensamientos pueden ser repetitivos, los mismos de siempre, a partir del mismo modo de ver o ser o actuar de siempre, mientras que reflexionando se trata de eliminar los automatismos y las creencias auto-limitantes, ampliando horizontes. Se buscan respuestas nuevas y distintas.
Al REFLEXIONAR uno está pendiente de los resultados de su propia participación activa en el proceso. Se hace de un modo atento y presente. Se añade la consciencia, se dirige todo el proceso a poder enfocar lo que se mira desde más de un punto de vista. Al reflexionar uno deduce o descubre algo y sobre ese algo se añaden preguntas.
Para REFLEXIONAR tenemos que pensar, pero para pensar no tenemos que reflexionar. Esto confirma la diferencia entre nuestra presencia necesaria al reflexionar, y el proceso independiente y ajeno a nosotros que es pensar.
Las reflexiones comienzan a partir de unos pensamientos. Es evidente que ambos procesos se hacen con la mente, así que ésta participa en ambos casos. La diferencia básica es que lo haga por su cuenta –un pensamiento- o por la nuestra –una reflexión-.
Hay que tener en cuenta que la mente es una fábrica de ideas en constante producción, pero el hecho de que aparezcan pensamientos en nuestra mente no quiere decir necesariamente que sean NUESTROS pensamientos. Son pensamientos de la mente, que casi siempre está condicionada por el pasado, los prejuicios, las ideas enquistadas sin actualizar, etc. Cualquier idea que nos aparezca –cuando sea algo importante- debe ser revisada conscientemente, o sea, requiere de una reflexión personal para aceptarla o descartarla. No es más que una propuesta de la mente que no es necesario acatar ni aceptarla como propia.
PENSAR es el producto de una mente divagadora, automática, mientras que REFLEXIONAR es un proceso mental consciente en el que se controla el foco de atención. Hay que vigilar que la mente no nos utilice a su antojo y hacer que seamos nosotros quienes la utilicemos a ella.
Y conviene recordar que la mente es solamente el instrumento que produce pensamientos o ideas. La mente es la herramienta necesaria para crear ideas, para verificarlas, para aceptarlas, para poner orden. Es inevitable que la mente sea el objeto y el sujeto al mismo tiempo, porque es con la mente con la que hay que revisar los pensamientos de la mente. Y no es tan difícil de hacer, sólo cuestión de práctica… y de atención.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales