NO CONFUNDIR ALIVIO CON SOLUCIÓN
En mi opinión, basada en la experiencia de tratar durante bastantes años con personas que están en una situación muy dura y quieren hacer algo por salir de ella para mejorar su vida, hay muchas personas –muchas, muchas-, que cuando están muy desesperadas, muy hundidas, cuando llevan bastantes meses o años en la desesperanza de haber tocado fondo y llevar mucho tiempo en él, toman una decisión -aparentemente firme- de hacer los cambios necesarios en su vida para salir de esa consternación, de ese abatimiento tan gravoso, y deciden hacer lo que sea necesario para salir de ese estado.
He conocido una cantidad muy alta de esas personas que se ponen en contacto con un profesional para que les ayude en el proceso de cambio, confirmando un compromiso de esforzarse, de involucrarse, de remover sus cimientos y enfrentarse a lo que sea para poder salir del agujero en que se ven, pero…
Empiezan con ganas, remueven su infancia en busca del origen de sus males actuales, comprenden las cosas que se les hace ver y empiezan a seguir las pautas, pero…
Cuando han contado todos sus problemas ya comienzan a notar que la carga es un poco más ligera, y cuando la persona que les orienta les hace ver algunas de sus cosas de un modo distinto y empieza a comprenderlas, algunas de esas cosas empiezan a aparentar ser un poco menos duras y más livianas, y algunas heridas parece que comienzan a cicatrizar, pero…
Eso que sucede no es más que un poco de alivio, no es la solución. Es el principio de la solución, es la punta del iceberg, pero todavía no hay nada que se haya resuelto en el sitio donde se ha de resolver. Es un parche mental que la razón comprende, pero aún no se ha trasladado el efecto al sitio del inconsciente donde ha de surtir el efecto.
En demasiadas ocasiones las personas se confunden ante esto, y como ese primer paso las hace notar un cierto efecto de bálsamo, y se encuentran más desahogadas y ven un poco de luz, algo dentro de sí -que posiblemente no sean ellas mismas- les invita a conformarse, a dejarlo ahí, porque seguir adelante a la búsqueda de la solución definitiva va a implicar remover más cosas y eso puede que no sea muy agradable, y porque los sacrificios no resultan atractivos por sí mismos, y eso de tener que reconocer que se ha vivido en un error y que uno se ha equivocado más veces de las que había querido reconocer no es plato de buen gusto, y tener que salir de la rutina en la que uno lleva años navegando, aferrado de algún modo al “más vale malo conocido que bueno por conocer”, pues… tal vez no compense, se piensa. Aunque sí compensa.
Cuando uno tiene una muela estropeada y tiene unos dolores tremendos, sabe que tiene que ir necesariamente al dentista para resolverlo, pero se toma un calmante y si eso le hace desaparecer el dolor también hace desaparecer las ganas de ir al dentista, y así aplaza la cita ineludible con la esperanza inservible de que la muela se arregle sola.
En la vida, y en muchas ocasiones, pasa lo mismo: uno prefiere que no duela y que se arregle solo.
Esa mentira es contraproducente, y lo que hace es alargar más la situación dolorosa en la que uno se encuentra.
Lo que hace es aplazarlo, no resolverlo.
Lo que hace es aliviarlo, pero no solucionarlo.
El Proceso de Desarrollo Personal requiere de una ética que no admite nada que no sea verdadero, sincero, honorable, honrado, intachable…
El alivio inicial ha de servir para confirmar que realmente existe la posibilidad de solución y para demostrar que salir de donde se está ofrece a cambio un estado muy satisfactorio.
Sugiero o ruego a quien se encuentre en algún momento ingrato en cualquier aspecto de su vida que reúna todo su Amor Propio, toda su valentía desusada y escondida, toda su responsabilidad y sensatez, y ponga todo ello al servicio de su Mejoramiento.
Cualquier esfuerzo que se haga es largamente recompensado. Merece la pena.
Y mientras uno no se enfrente con firmeza y valentía a sus asuntos pendientes de solución, aportando todo el esfuerzo que sea necesario, implicándose al cien por cien, llegando hasta el final sin conformarse con menos, uno será el sufridor directo de su propia negligencia y padecerá innecesariamente.
Míralo. Mírate.
Ten mucho cuidado y no confundas el alivio con la solución. No te conformes con un alivio temporal y busca la solución definitiva.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales