Esa Cuestión del Alma

Esa Cuestión del Alma

La emoción se asomó sigilosa en una lágrima. Con temor de mostrarse se contuvo y tragó saliva, luego un profundo suspiro vacío sus pulmones de impaciencia y el corazón empezó a recuperan su ritmo.

Los primeros brillos del día se hicieron presentes. Esto debe continuar aun sufriendo la pena, ordenaban.

Él perro yacía allí indefenso, viejo y enfermo. ¿Cuánto tiempo podría vivir? ¿Hoy, mañana, quizá algún día más?

Catorce años son muy pocos para la vida de un ser amado y se preguntó si no era injusto que dejara de existir cuando más lo necesitaba.

También era viejo y enfermo y esta sería una nueva perdida.

Todo es por un tiempo y luego la vida te lo reclama como si te hubiese hecho un préstamo. - Se dijo -

La juventud, la belleza del cuerpo, la mujer que amas, tus hijos, tus nietos, tus amigos, las mascotas, aquellos lugares de tu casa a los que ya no puedes acceder por la escalera.

Nada es de tu propiedad - se dijo – Sólo ha sido un préstamo.
Acarició al perro y aprendió a agradecer y valorar aquellas cocas del alma que te presta la vida.

Emocionan y estremecen tus líneas, amigazo; he pasado, no hace mucho tiempo, una vivencia semejante, al aceptar la sugerencia del veterinario, para dormir a Kyra, y ayudarla a partir en su última caminata, esa vez sola, sin mi compañía.
Comparto tu dolor
Un abrazo.

No nos acostumbramos a saber que los animalitos también tienen su ciclo, he pasado también por esta situación y es un duelo que hay que afrontar, tenerlos en nuestra memoria es lo más bello que puede existir. Dicen que quien no ha tenido una mascota, no ha alimentado su alma y así es.

Mi sentido de solidaridad querido amigo.