¡Flautas, logré entrar!

Hace más o menos una semana dejó de funcionar este artilugio. No pude comunicarme con ustedes, amigas y amigos escritores; tampoco pude pagar mis cuentas vía internet. En fin, un nuevo desastre.
Estoy descubriendo que estoy viejo, trato de correr como los jóvenes, pero mi hijo José Eduardo (Lalo) desarmó este aparato y encontró la falla y, naturalmente, la reparó. Claro, me dejó refunfuñando porque me obligó a pensar y se mandó a cambiar con la excusa que debía reparar la chapa de contacto de un automóvil.
Me armé de paciencia y ... AQUÍ ESTOY DE NUEVO.

Pues me alegro de que la avería que te impedía entrar se resolviera con éxito.
Un abrazo