Diluvio Súmero
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Todos los huracanes en extremos fuertes
Atacaron como uno sólo.
Al mismo tiempo el Diluvio pasó
Arrasando los centros de culto.
Después que…
Durante siete días y siete noches
El Diluvio pasó arrasando el país
Y el enorme navío fue sacudido a la redonda
Por los huracanes sobre las grandes aguas
¡Apareció Utu!
¡El que arroja luz sobre cielo y tierra!
Ziuzudra abrió la ventana del enorme navío.
El héroe Utu introdujo sus rayos en el navío gigantesco
Ziuzudra —el Rey— se postró delante de Utu.
El Rey mató un buey. Sacrificó una oveja.
(Tablilla hallada en la ciudad súmera de Nippur)
La leyenda
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Nuestra infancia heredó una cadena de Leyendas y cuentos fantásticos originados la mayoría de ellos en la tradición oriental. Para los niños no hay diferencia alguna entre Noé y su barca cargada de animales o la alfombra voladora mágica de las Mil u una Noches.
Una innumerable serie de infancias nos habían precedido deleitándose o espantándose con las mismas. Los héroes o heroínas de estos relatos desfilaron durante milenios formando un núcleo mágico y compacto donde se amalgamaron mitos religiosos junto a historias verídicas. De tal manera que en la conciencia del niño los antiguos dioses tenían la misma consistencia que los seres humanos. Fueron todos ellos en conjunto, los actores vitales de aquellas fábulas que recogimos antaño…
¡Pero la sorpresa vendría después!
Lentamente, a través de las edades y el paso del tiempo (contado en milenios) iban a transformarse esos fantásticos reinos del ensueño en naciones auténticas, tan reales como éstas en que vivimos. Y muchos de esos héroes victoriosos o trágicos, iban a convertirse por este proceso en personajes de la historia, una vez despojados de sus trajes mitológicos.
Las leyendas encubren realidades. La leyenda ha terminado. Los estudiosos de hoy con sus palas y sus picos, de un modo muy pragmático como es nuestro mundo moderno, cavando, midiendo, detallando, han demostrado el verdadero rostro que tuvo la antigüedad. Lejos del “misticismo” religioso que nubló por milenios la vida real del mundo prediluviano. Es necesario rescatar de aquel transfondo los infinitos detalles que todavía nublan el conjunto, para contribuir a levantar el velo del pasado.
LA CIVILIZACIÓN ANEGADA
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El 3 de Diciembre de 1872, un auditorio compuesto de teólogos, eruditos, lingüistas, historiadores y arqueólogos se reunieron en el British Museum de Londres para escuchar las palabras del joven investigador George Smith.
El cual era por entonces traductor de tablillas cuneiformes. Caminante pensativo entre las brumas de Londres. Un joven que estaba muy lejos de ser todavía el conocido arqueólogo que habría de inspeccionar inscripciones cuneiformes bajo los soles del Asia Menor. Hasta ese momento G. Smith nunca había salido de Londres.
Su presentación se produjo aquel día en sus funciones de traductor, especializado en lenguas orientales y tablillas cuneiformes asirias, dando su primer aporte a la Historia.
Desde ese momento ya no habría más retroceso. Una sorpresa inusitada cundió por el auditorio de la sala, con aprobaciones y desaprobaciones, cuando el joven George Smith dijo a su consternado auditorio:
“Analizando el documento es evidente que los sucesos sobre el Diluvio narrados en la Biblia y en la inscripción Asiria son los mismos y se presentan en el mismo orden”.
Aquellos sorprendidos oyentes de George Smith, (muchos de los cuales pertenecían a la “Society of Biblical Archaeology” con grandes prejuicios), nunca se imaginaron que 57 años más tarde, en 1929, Sir Leonard Woolley habría de confirmar definitivamente la tesis con que el joven asiriólogo había convulsionado al British Museum. Esto es: La inundación de Mesopotamia en el 4º milenio antes de nuestra era (debido a un deshielo). Un hecho histórico aceptado hoy por todos los investigadores.
De igual modo y a pesar de todos los prejuicios prevaleció el liberalismo de la época victoriana. G. Smith fue enviado hacia Oriente para continuar su tarea de traducción de tablillas cuneiformes, gran cantidad de las cuales compró en los mercados de Estambul donde eran vendidas como amuletos mágicos. Contenían historia, medicina, matemática, astronomía, agricultura, geometría, veterinaria, etc…
Disponiendo de abundante dinero, alquiló barcos enviando aquel material a Europa. No hubo impedimentos con el Sultán pues trtábanse de simples ladrillos cocidos. No había oro en juego. Hoy valen oro. El texto asirio es larguísimo y muy detallado. Su composición completa y aclara el suceso. Describe en él que fue el viento del sur (cálido en hemisferio norte) soplando durante muchos días, quien produjo el derrumbe y la anegación de ciudades. La época glacial aún no había terminado, estaba próxima. Un témpano gigante, un iceberg, montaña de hielo, desoprendióse (como en estos momentos sucede en la Antártida) y cayó sobre la primera civilización del Medio Oriente, conocida hoy en arqueología por Al-Ubaid., que fue la primera civilización Sumeria víctima de la fatídica inundación conocida en la Biblia como Diluvio.
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