De la dualidad del ser.

Mediocre, es mediocre… no te pongas así tal vez no lo he leído bien. El principio bien, el transcurso sin sorpresas, el final fatal. Total, mediocre… que dices, ¡cómo te atreves! te crees alguien cuando solo eres gris y de un talante intensamente agónico. No me hagas reír ¿Acaso vienes a darme clases de estilismo poético ante la vida? Eres un ser patético que se cree con derecho a poder conjurar los designios propios, y, también los ajenos que van arraigados a tu fracaso.
¿Qué pretendes? ¿qué pretendes ahora? Buscas piedad, o ponderación en unas palabras donde la teología no es el perdón de tu beligerancia de una contienda perdida de antemano; dispersa en sus efectivos, en sus fueros, en su falta de coherencia. Casi me aventuraría a decir, cómo en esta conversación, como en este retablo de imágenes ocultas en donde un ser venerado no tiene por qué ser un ser real, o activamente ignominioso ante los demás seres caóticos… en el caos reside el orden, pero hay que saber indagar ante un infinito de posibilidades, ante un alfa y un omega que se establece como el río de la vida.

Voy a tranquilizarme, voy a intentar mirar más allá de lo que son mis funciones pasando por alto las carencias de la mente y anteponiendo mi predisposición al designio de un ostracismo con el que pretendes que sea observador y deje paso a un ser anodino como tú. ¿Crees que lo conseguirás? Vuelve y sorpréndeme, gana tus cruzadas y postra ante mí tus sometidos por similitudes de pasión, de arrogancia, de gallardía y envuélvete de la sabiduría ancestral de aquellos que vieron lo que sus ojos no podían ver.
Tal vez y sólo entonces podrás llamar a mi puerta y entrar como alguien que deja su mediocridad en el camino andado y en las gestas ganadas a la vida.

¿Qué queda esperar del silencio? Del silencio que se convierte en vida lejana, bajo un murmullo en los espacios empequeñecidos por leyendas de verdaderos gigantes. Historias que atraen lamentos con una honestidad rayana a lo absurdo, que profesan una fe tocada por la postración y el no. De la fe en un nihilismo heredado de los confines de la existencia que se escapa a un sentimiento racional y acaba por condenar la senda de la razón. Sólo existe la decadencia y muerte en nombre de quien no es ni capaz de existir.
Vida pesada buscando la incógnita del sueño eterno… incapaz de dar esperanza y sin embargo la lucha sigue, persiste con colores de guerra y sabor de ignorancia ante los altares de cuentos creados y venerados.

¿Otra vez aquí? Vamos a ver lo que traes… mediocre, otra vez mediocre. Jamás aprenderás…