DEJEMOS HUELLA
En mi opinión, una vida en la que no dejemos huella de algún modo, en alguna parte, en alguien, será una vida a la que le falte algo. No será una vida completa.
Y no se trata de marcar un hito y aparecer después en los libros de Historia. No se trata de deslumbrar al mundo, porque no todos estamos capacitados para ello. No es imprescindible ocupar la portada de los informativos.
Pero cualquier persona, cualquiera, deja su huella en la arena mojada… si se acerca a pisar la arena.
Cualquiera de nosotros, todos, podemos dejar una huella en el recuerdo de alguien, podemos hacer algo que evoque una sonrisa en la nostalgia de otro, podemos ocupar un lugar imborrable en otro corazón en el que provocaremos un agradable terremoto emocional cada vez que piense en nosotros.
Cualquiera de nosotros, todos, podemos crear un momento especial o mágico para otra persona, podemos provocarle una sonrisa profunda, podemos plantarle una semillita de esperanza, podemos hacerle creer en el futuro.
Tenemos la obligación moral -o divina-, de crear milagros en los demás o para los demás, y conseguir que en su vida exista algo especial de lo cual seamos protagonistas.
Es bueno ejercitar nuestro amor y compartirlo sin mesurar, y llegar hasta la parte más íntima de alguien, hasta ese lugar donde solamente llegan los elegidos, y ocuparlo, y es bueno compartir y compartirse, dar y darnos, regalar sonrisas y piropos, ser generosos de nuestra compañía, lograr que la evocación de nuestra persona vaya acompañado de una agradable emoción o de una señal de agradecimiento y cariño.
Es bueno participar en otras vidas de un modo altruista y amable, es bueno ser portador de abrazos y de paz, es bueno compartir una amistad que sobrepase el tiempo de vida.
Es bueno ser un padre o una madre excelentes, unos hijos amados, unos abuelos imborrables, unos amigos inmejorables, un desconocido que se abre y se entrega y escucha y consuela y comparte y contagia lo que tenga de bueno.
Que nuestro paso por este mundo y por las vidas de otras personas no sea invisible.
Dejemos que la generosidad de nuestra alma se exprese.
Permitamos que nuestra bondad no se estropee por falta de uso.
Dejemos huella.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
“Oír o leer sin reflexionar es una tarea inútil”. (Confucio)
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