LA MENTE NO PUEDE RESOLVER TODOS LOS PROBLEMAS
En mi opinión, dudar es una característica del Ser Humano que en su parte positiva encamina hacia un pensamiento creativo del que pueden surgir nuevas y buenas ideas, y en su parte negativa es el comienzo de un o unos pensamientos obsesivos y desorientados que nos hacen sumergirnos más y más en el desconcierto y en otras dudas aún más grandes.
Partimos de este principio: el Ser Humano, como tal, tiene unas capacidades limitadas y no es perfecto ni lo sabe todo de todo, así que no nos podemos exigir como si fuéramos perfectos y sabios, porque no lo somos.
No estamos entrenados ni preparados para las vicisitudes habituales y lógicas que nos va poniendo la vida por delante, y no estamos capacitados para resolver todos los problemas, ya que ante la respuesta a cualquier cuestión que hayamos debatido con nuestra mente siempre puede aparecer una nueva duda que nos haga cuestionarnos esa respuesta. Siempre puede pasar.
Cualquier pensamiento puede llegar a convertirse en obsesivo si no le aportamos una respuesta o una claridad que sea tan absoluta que no le deje espacio para la duda. Y esto sucede, por ejemplo, cuando la pregunta es cuántas son dos más dos, porque ante cualquier asunto personal o emocional que no tenga una respuesta exacta o científicamente demostrada –y eso no existe- nuestro pensamiento siempre va a añadir un espacio donde aparecen nuevas dudas.
Casi siempre, cuando hemos llegado a una respuesta o solución, inmediatamente aparecen las incertidumbres. ¿Estoy seguro de que esta es la respuesta o solución apropiada?, ¿Y si hay algo que no he tenido en cuenta?, ¿No debería volver a revisarlo todo por si acaso?, ¿Y si las cosas no suceden o no son tal como he previsto para llegar a la respuesta que he encontrado?, ¿Por qué estoy seguro esta vez de esta respuesta si generalmente me equivoco una y otra vez?, ¿Y si espero un poco más a ver si más adelante encuentro otra que me parezca más convincente?
Pensar es sufrir.
Casi inevitablemente.
Los miedos, los complejos, las inseguridades, las indecisiones, las alternativas… parece que todos se alían en contra nuestra.
Nuestra mente no puede resolver todos los problemas. No está preparada.
Entre la falta de aprendizaje de algunas pautas que serían útiles para saber encauzar el pensamiento dominando la mente, y los conocimientos erróneos que nos han inculcado en muchas ocasiones –porque hay muchas personas que se consideran esclavas de su mente-,
más la deseducación, y los miedos, y la falta de seguridad y control, y las dudas que siguen engendrando más dudas… se hace difícil encontrar las respuestas indiscutiblemente apropiadas, las soluciones perfectas y adecuadas, y la paz que proporcionan el deber cumplido y las cosas bien hechas.
En la propia capacidad de pensar está incluida la capacidad de dudar.
En todos los problemas tienen algo que aportar desorientando las emociones, las sensaciones, las ideas, el corazón, las luchas mentales, el miedo al propio problema y todos esos asuntos, que son irracionales y se pretenden resolver desde la racionalidad de la mente. Difícil tarea.
Digo a menudo que cuando los sentimientos o las emociones participan en un problema, se van a la mierda las teorías.
La razón no puede contra los sentimientos. Es una batalla perdida de antemano.
A todos nos ha pasado que nos hemos propuesto hacer algo porque racionalmente hemos visto que es lo más apropiado para nosotros, pero se meten por medio algunos sentimientos, los que sean, o entra la pereza, la inseguridad, el miedo, los complejos, quien sea… y quedan descartadas las buenas ideas de la mente y los buenos propósitos.
A todos nos ha pasado que sabemos cuál es la decisión apropiada, la actitud correcta, pero no somos capaces de llevarla a la práctica.
Nuestra mente, y por tanto nosotros, no estamos capacitados para resolver todos los problemas pensando por nuestra cuenta, así que a veces es conveniente contar con la opinión de alguien externo que no esté involucrado en el problema y por lo tanto no se vea afectado emocionalmente por él y mantenga la distancia suficiente del problema para verlo tal y como es, y no desde el punto de vista agobiado de quien lo padece. O nos puede convenir en algunas ocasiones no hacer caso a la mente, y no tratar de convencer con palabras a los sentimientos –porque no entienden a las razones- ni tratar de persuadir al corazón de asuntos que no tienen corazón. Y la intuición y el corazón, si uno aprende a relacionarse bien con ellos, pueden llegar a ser buenos consejeros.
Las preguntas que no tiene respuesta, o que no se la encontramos, nos llevan directamente al sufrimiento. Y si encontramos varias respuestas para la misma pregunta eso también nos lleva directamente al sufrimiento, porque no sabemos discernir cuál es la mejor o la verdadera. Y si sólo encontramos una, eso nos lleva a dudar de que sea la apropiada y a dudar de nuestra capacidad racional.
Cualquier problema puede tener varias soluciones, y es muy posible que nunca lleguemos a saber cuál es la mejor de todas, porque a veces el paso del tiempo demuestra que la que parecía acertada no lo era tanto y que aquella que no parecía apropiada acabó demostrando ser la mejor.
Tenemos que saber que dentro de cada uno de nosotros pueden habitar un saboteador que sea un duro enemigo empeñado en destrozar cuanto se nos ocurra de bueno, un perseguidor con todas sus cualidades vigentes de importunar y de atosigar y poner en duda cada una de las decisiones, un inquisidor que nos maltrate y sea un feroz enemigo, y también… alguien que esté de nuestra parte y tenga buena voluntad, pero éste casi siempre es el más débil y los otros tienen más fuerza y hacen más daño.
Las dudas están llamadas a ser eternas compañeras, aunque la solución para deshacerse de ellas está en cada persona. Se trata de aventurarse a tomar una decisión y llevarla adelante firmemente –salvo en el caso de que demuestre su inutilidad o su fatalidad, en cuyo caso hay que abandonarla-, y de ser respetuoso con uno mismo y no hacer un drama cada vez que se toma una decisión “equivocada” –porque de ese modo se castiga a la autoestima y además las dudas adquieren más poder-.
La vida es en muchas ocasiones una fuente de continuos problemas y parte de la vida tal vez sea ir resolviéndolos de la mejor manera posible.
Paciencia contigo. Comprensión para ti. Respeto a ti. Cuidado de ti. Amor hacia ti.
Te dejo con tus reflexiones…
(Si te ha gustado, ayúdame a difundirlo compartiéndolo. Gracias)
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