Un joven zarateño fue a buscar trabajo en un shopping center. Le tomaron el curriculum y logró tener una entrevista con un psicólogo que resultó ser el Gerente de Recursos Humanos.
Luego de las usuales preguntas de rigor, éste le preguntó fuera del contexto:
- ¿Tienes alguna experiencia en ventas?
- Sí, trabajé un tiempo vendiendo ropa de casa en casa, mientras terminaba el secundario en horario nocturno. También vendí carnada y lombrices en el Lombrishopping de la costa zarateña.
Al Gerente le cayó en gracia el chico y le preguntó:
- ¿Ganabas dinero ahí?
- Muy poco, pero ayudaba en mi casa y aprendí mucho sobre caza y pesca. Además asesoraba a los clientes que me tenían mucha confianza y me dejaban siempre una buena propina, siendo ese mi mayor ingreso.
El psicólogo, con simpatía, le aseguró que lo iban a contratar.
- ¿Tienes ropa adecuada para quedarte a trabajar hoy?
- No, señor. Mejor vengo mañana, con mejor vestimenta.
- No, no te hagas problema. Te ubicaremos en un local que te otorgará uniforme. Toma, lleva este memorándum firmado por mí y entrégalo en la oficina, así ya te podrán tomar las medidas y te darán ropa que te quede bien. Tu sabes que es importante que luzcas bien en tu comienzo. Te deseo buena suerte. Mañana, a la hora del cierre voy a venir para ver cómo te fue... Y si precisas ayuda, cuenta conmigo.
- Señor, se lo agradezco muchísimo. Esto es una gran ayuda para mí y para mi familia. No le voy a fallar. Soy muy responsable, se lo aseguro.
El primer día de trabajo fue muy duro para el chico. Al finalizar el día, el Gerente bajó a verlo y le preguntó:
- Ya ves que vine a saludarte, no a controlarte. ¿Cómo andas, mucho trabajo...?
- Y…, la verdad señor, mi jefe me felicitó, pero tengo un poco de vergüenza. No vendí mucho.
- ¿Cuántas ventas hiciste hoy?
- Una... - Dijo el muchacho, ruborizado.
- ¿Una sola...? - Le respondió el gerente – Bueno..., es tu primer día, pero esfuérzate un poco más. Mira que en este local el personal realiza un promedio de veinticinco ventas al día. Pero yo te apoyaré igual. Es cuestión de experiencia. No me arrepiento de haberte contratado. Y después de todo…, ¿De cuánto fue la venta?
- De $ 900.000 señor - Le respondió el jovencito.
- ¿¿¡¡ $ 900.000...!!?? Pero..., ¿Qué le vendiste...?
- Y…, la verdad, busqué lo que mejor conozco. Primero lo llevé a la sección de pesca y le vendí un anzuelo chico. Después le vendí un anzuelo mediano y luego uno grande. A continuación le vendí una caña de pescar de última generación. Le pregunté adónde iba a ir a pescar y me dijo que a la Laguna de Gómez. Le recomendé ir mejor al Paraná Guazú, le dije por dónde llegar pero le comenté que iba a necesitar una embarcación y lo llevé a la sección de botes. Le vendí uno hermoso con motor doble, fuera de borda, un Mercury de lujo. Y como entonces me dijo que su auto no iba a poder remolcar semejante bote, lo llevé a la sección de autos y le vendí una 4X4 con malacate y faros rompeniebla. Y para que su señora no se enojase por darse ese gusto, le sugerí llevarle un collar de perlas de nuestra joyería, eligió uno engarzado en platino, realmente hermoso…
El Gerente, visiblemente impresionado y contento por las aptitudes del muchacho, le preguntó:
- ¿El tipo vino acá a comprar un anzuelo y tu le vendiste un bote, una 4X4 y un collar de perlas...?
A lo que el chico le respondió:
- No, señor… El hombre en relidad vino a comprar unos tampones para su esposa y yo le dije:
- Maestro, con todo respeto, ya que tiene jodido el fin de semana..., ¿Por qué no se va a pescar...?