¿EXISTE LA FELICIDAD CONTINUA?
En mi opinión, no existe.
Así que si alguien se ha hecho a la idea de perseguir esa utopía, que sepa de antemano que está condenado al fracaso.
Y no es pesimismo: es la realidad.
No existe tal como uno se la suele imaginar, donde el sol brilla continuamente, hay una banda sonora de fondo –como en las películas-, la sonrisa está fijamente instalada, todas las cosas salen bien, y todo es de colores maravillosos y todo es mágico. Más bien, la felicidad se halla en las cosas sencillas, a las que hay que saber apreciar en su justo y elevado valor.
Sí existe algo que es perfectamente alcanzable, que es más realista: es un estado sereno, de una paz reconfortante, de una ausencia de conflictos innecesarios, y de una comprensión que aplaca cualquier deseo de estar en una felicidad continua que en realidad sólo se desea para tapar o negar los conflictos habituales en cualquier vida.
“La vida es conciliar contradicciones”. Hermosa reflexión.
Todos tenemos días buenos y menos buenos, todos tenemos momentos en los que creemos sentirnos felices y momentos que son lo opuesto. Los más cómodos y más agradables son aquellos en los que sentimos felicidad –o, por lo menos, un estado de ausencia de problemas o conflictos-, y por eso deseamos que se repitan continuamente, que sean inextinguibles, pero… eso es imposible.
Uno se siente feliz, a veces, simplemente cuando no le pasa algo.
La felicidad serena, esa que no es muy expresiva, que no necesita una risa estruendosa o una sonrisa delatora, sí es posible.
Es más fácil llegar a ella a medida que vamos descartando una serie de condiciones que consideramos imprescindibles para que la felicidad se produzca –y que no son imprescindibles-. A medida que se vaya bajando el nivel de exigencia a la vida, se va convirtiendo en algo más al alcance de la mano.
El concepto de felicidad está magnificado: en nuestro pensamiento le damos más valor del que realmente tiene. Si vamos al diccionario, nos va a dar unas definiciones que la ponen en su sitio: “Estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien”. A la vista de esto, puede ser sencillo esto de ser feliz.
La realidad demuestra que cuando se cumple la posesión de un bien, al principio produce satisfacción.
Ojo: no confundir satisfacción con felicidad.
No confundir gusto con felicidad.
No confundir euforia con felicidad.
Ni siquiera confundir alegría con felicidad, ya que la alegría simplemente es una forma de manifestar externamente la felicidad.
Esto último me permite llegar a donde quería llegar.
La felicidad es un concepto a revisar inevitablemente, ya que he podido comprobar –cuando se lo he preguntado a muchas personas- que no se sabe claramente lo que es la felicidad, que no se tiene un concepto claro de qué es lo que provoca esa felicidad, que se confunde felicidad con posesiones materiales, que se cree que alcanzar la felicidad es conseguir metas u objetivos que, curiosamente, no están elaborados por uno mismo sino que son copia estandarizada de lo que opinan otros.
Y es muy conveniente tenerlo claro para no auto-condenarse a la frustración y al sentimiento de fracaso personal por no conseguir lo que tal vez uno no esté interesado en conseguir.
Es curioso, pero quienes tienen pocas cosas materiales se amoldan a ello y, parece ser, les cuesta menos trabajo contactar con la felicidad. En cambio, las personas que están en la vorágine del consumismo, tienen acceso a cosas que les producen placeres efímeros y pasajeros que confunden con la felicidad.
¿Qué es la felicidad para ti?
¿Qué te hace REALMENTE feliz?
Y, repito, es interesante tener esto muy claro, porque tal vez la felicidad no sea tener un coche mejor, y esforzarse para conseguirlo renunciando al descanso o a estar con la familia; para lograrlo tendrá que dedicar tiempo al trabajo que va a permitir conseguir el dinero. La satisfacción egóica al tener el coche –que producirá un mal orgullo o una inflamación del ego- ha evitado estar y hacer lo que sí podía producir verdadera felicidad: trabajar menos para dedicar el tiempo a vaguear, a los hobbies, o a estar con la familia.
¿Qué es la felicidad para ti?
¿Qué te hace REALMENTE feliz?
Averígualo, porque puedes llevarte una sorpresa al comprobar que está a tu alcance, que no es algo reservado a los ricos, a los agraciados, a los que nacieron en buena cuna.
Recuerda momentos en los que te has sentido recorrido por la felicidad.
Rememóralos y estate atento a la sonrisa que se te va a formar sin que te des cuenta.
Atento al suspiro que tal vez se te escape.
Atento a la sensación reconfortante dentro de ti.
Atento a la voz sin voz que va a decir: “Esto lo tenía que repetir más a menudo…”.
Atento al reproche casi inevitable: “Se me está pasando la vida y no estoy haciendo lo que quería hacer; pierdo demasiado tiempo con otras cosas y no presto atención a lo que de verdad es importante”.
Atento a la sensación que te deja la escasez de felicidad que podría ser cubierta por cosas que, en la mayoría de los casos, son gratuitas, como estar con los seres queridos y dedicarles tu atención, los paseos hasta la puesta del sol, o las noches agradables escuchando tu música favorita.
Atento a... y estos puntos suspensivos los tienes que rellenar tú.
Averigua si obtener satisfacciones es para Ti la felicidad. Y no te engañes, la pregunta no va dirigida a tu ego sino al Uno Mismo, a tu Yo, a tu Ser, a lo Esencial o lo Trascendental; llámalo como quieras, pero me refiero a que hagas la pregunta al responsable auténtico de valorarlo.
Satisfacción, gusto, contento, reír, alegría, dicha, gozo, diversión… llámalo como quieras, ya que ni siquiera estamos de acuerdo con las definiciones, y ya que cada persona tiene un concepto distinto de la felicidad.
Crea tu propia idea y ponte en marcha para conseguirla.
Ten claro que la felicidad está al alcance de cualquiera que se lo proponga de verdad, que es uno de los objetivos primordiales de la vida, y que todas las personas sin excepción tienen derecho a ella.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales es el creador de la web www.buscandome.es orientada al Desarrollo y Crecimiento Personal y Espiritual de las personas interesadas en el mejoramiento de su vida.