De Horóscopos chinos.

-¿Le molesta si fumo?- Pregunté cortés pero con cierta actitud autoritaria, tratando de no dar tiempo al viejo de contestar y me aposté en un extremo de la banca. El viejo, que ocupaba el otro extremo del asiento, despegó la mirada del periódico y me dió los buenos días. El parque a esa hora de la mañana no era el remanso de quietud y solaz de las tardes. Era mas bien el ajetreado cruce de caminos de madres e infantes, obreros, oficinistas, vendedores ambulantes y de cualquier cantidad de gente que iba, venía o entraba y salía del palacio municipal que se ubicaba enfrente.

-Yo soy caballo... ¿y usted?- La pregunta me desconcertó pero mas que eso, me sacó totalmente de mis cavilaciones.
-¡Caballo! ¡Horóscopo chino!- Exclamó el viejo como tratando de regresarme de golpe al parque donde estábamos.

De mala gana pero disfrazando el enfado que me causaba el tema, le dije que algo había oído pero que no creía en esas cosas, en todo caso soy virgo, nací un veintisiete de agosto, agregué mirando a otro lado, como queriendo con mi gesto de desinterés, desalentar los esmeros comunicativos del anciano.
-El horóscopo de los chinos va por años, no por meses... ¿en que año nació usted?-

De todas las malditas bancas del parque justo fui a elegir esa, la del anciano loco! exclamé hacia mis adentros y dejando escapar una gran bocanada de tabaco fumado y convertido en humo le contesté:
-1966-

-¡Caballo! ¡Es usted caballo como yo! ¡Somos dos caballos!- El viejo exclamó jubiloso y  justo pasaban dos viejas por ahí que al oírlo, cogieron sus rosarios, se persignaron y siguieron su camino rezando. Seguramente pidiendo por las almas de aquellos infelices que se creían caballos.

-Abuelo, yo no creo en eso. Ni en horóscopos chinos, ni judíos, ni árabes ¡ni en el que sale en los periódicos! ¡Es una patraña, una estafa!- Luego de mi reacción, el viejo bajó levemente sus anteojos a la punta de la nariz,  me dirigió su mirada y dijo: -Hijo, siempre lo he sabido. Siempre he sabido que es una estafa pero es una estafa maravillosa. Es una estafa linda que acaso no haga mal a nadie. La vida raspa, es áspera, es fría. ¿Porque no darles un poquito de esperanza y un poquito de fé?- Diciendo esto, señalaba con la mirada a la gente que por ahí pasaba.
-De algún modo el adivinamiento del futuro es poesía también. De alguna forma, es disfrazar con metáforas aquello que nos gustaría que fuera nuestra vida, nuestro mundo. ¿Te gusta la poesía?-

No contesté a su pregunta porque la respuesta hubiese sido un parco y seco "no" pero me conmovió que aquel anciano aceptara que todo aquello es una mentira y me conmovió mas que, aun aceptando esa falsedad, tratara de argumentar en su defensa. Condescendiente y conmovido por el anciano, le pregunté cual era su horóscopo favorito y porqué.

-Los chinos siempre fueron grandes poetas. ¿Sabias que incluso para trabajar en las administraciones chinas, los Emperadores exigían que los burócratas fueran poetas antes que nada? ¡Poetas y dibujantes! El arte en la antigua China era cuestión de Estado. ¡Y su horóscopo es eso! ¡Poesía pura! Por eso es mi favorito-
Mientras encendía yo otro cigarro y el viejo negaba con la cabeza mi ofrecimiento, pues le acerqué la cajetilla, siguió con su perorata.
-Además de poesía, filosofía. Detrás de ese horóscopo hay toda una simbología que tiene que ver con lo que los chinos creían, con su cosmología, con su forma de entender la vida, la justicia, el amor...-
El viejo me miraba como queriendo trocar sus palabras en rayos mágicos, tan mágicos que me hicieran entender todo eso que trataba de decirme.
-Esto va mas allá de una simple estafa hijo. Esto va mucho mas lejos de lo que puede llegar este periódico. Por supuesto que a simple vista es una patraña, por supuesto que lo es pero si rascas un poquito, si quitas la costra que hay en la superficie veras que, si fuese una mentira, seria una mentira que ha tomado milenios en forjarse... ¿te gusta la filosofía?-

Al oír esta pregunta me levanté con aire presuroso y me despedí.
-Lo siento abuelo, se me hace tarde...-
Caminé varios metros y de pronto algo me hizo regresar sobre mis pasos para preguntar:
-Abuelo, ¿siempre estas por aquí a esta hora?-
Con la sonrisa mas franca que había yo visto en mi vida me dijo que sí  y  bueno,  ya regresaría yo a que me hablara sobre poesía, filosofía o sobre lo que el viejo quisiera. Algo sucedió, alguna fibra debió haber tocado ese desconocido en mi ser. Mas que una falacia, el horóscopo chino puede que sea eso: una oda a la esperanza y a la fé. Eso fue lo que entendí de todo lo que me dijo aquel abuelo. Me sentía mas liviano, mas ágil, diría que libre, diría que hasta feliz.





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Roberto, no se si el parque es el que esta situado frente al palacio, tampoco se si volverás al lugar queriendo hallar al viejo pero, estoy persuadido que esa droga llamada esperanza la necesitamos día a día para seguir escapándole a la muerte de los sueños.
Tu relato. Excelente !!!!

Excelente compañero, me encantó tu texto, así tu digas que no se debe decir esas palabras maravillosas que cobijan encantamiento.
Un texto donde el diálogo se vuelve cada vez más interesante y un diálogo que quieras o no llevó a uno de sus personajes a la reflexión, a pesar de la incredulidad. Cerraste con un bello mensaje al final. Es la esperanza que se necesita en este mundo donde cada día nos deshumanizamos más.
Y qué gustazo poder volver a hablar con el anciano que está lleno de sabiduría.

Abrazos.

Nada que agregar,un texto para disfrutar y reflexionar.Excelente cuento.

Compadre usted tiene la facilidad de expresar temas profundos a través de una sencillez conmovedora. No permita que el agobio y las dificultades lo alejen de la capacidad de soñar y compartir su mensaje con su gente.

Reciba un abrazo chido, bacano y vergatario.

ME ENCANTA COMO ESCRIBES. Un ameno relato que compagina con mi forma de pensar sobre los horòscopos generalizados, habrìa que tener el personal, individual, para ver en que cosa aciertan. Sin embargo como las novelas, se convierten en la aficiòn y hasta fanatismo de muchìsimas personas. Tambièn la costumbre de los adultos mayores de sentarse en las plazas pùblicas, intercambiar sus opiniones con otros y con cualquiera que se siente cerca de ellos, es una manera de aliviar su soledad y de plantear libremente el caudal de su sabidurìa. A mi me encanta conversar con ell@s porque son simplemente, un libro abierto. Un placer pasar por tus letras.

TRINA

EY,SOS COMO CARLITOS..CADA VEZ ESCRIBIS MEJOR.

ME GUSTA COMO ESTAS ESCRIBIENDO,ADEMAS VA MAS ALLA DE UN SIMPLE RELATO BIEN ARMADO,DEJA SU MENSAJE TAMBIEN