Tú, yo, nosotros.

Tú.
En la obertura de la vida, eres joven, muy hermosa,
tienes piel de mariposa, que me hace enloquecer.
Ahora, tus sueños, tus virtudes, tus anhelos,
de mis años son consuelos, que no creo merecer.
De tu piel, solo siento la tersura; de tus manos,
la ternura y de tus ansias el placer.

Yo.
Ya pasado los años y menguado la viveza,
los anhelos y la fuerza de mi antigua juventud.
Sin embargo, la experiencia ha dado,
lo que antaño me ha faltado y me siento renacer.
De la juventud, he perdido la pujanza,
la sustituye la constancia, reflejo de mi vida y madurez.

Nosotros.
Esa juventud, mi amada amante,
en mezcla con mi experiencia,
debemos tener conciencia,
será "Ad finem", explosiva y detonante.