TE GANARÁS EL PAN...

Increíble la mala prensa que tienen los holgazanes o vagos como gente que, en su ociosidad, tienen que dedicarse forzosamente a actos o pensamientos maléficos o perjudiciales, tanto para sí mismos como para los demás; una vez más demonizamos a aquellos que no cumplen (por exceso o por defecto) con la "normativa"... Aquel que no es o no quiere ser útil a la demanda social se hace, por tanto, merecedor de los peores oprobios y es públicamente vituperado, quemado en la utilizadísima hoguera de la intolerancia cuando, bien visto y deducido, debiéramos admirarlos pues cargar con el San Benito y ser capaces de subsistir sin pegar un palo al agua tiene su mérito y ya es un hecho malagradecido y trabajoso de por sí.

Yo pienso que nadie es enteramente inútil pues para Dios, que es todo misericordia, tanto cuenta el vago como el trabajador, lo único importante es la bondad de sus almas y corazones. En mi vida he visto de todo y he de afirmar que tantos malvados y miserables se detectan en el bando de los desocupados como en el de los trabajadores y tanto dolor del espíritu se colige en unos como en otros cuando sólo el laborioso es socialmente retribuido, tanto pecuniaria como moralmente, mientras el ocioso, mayormente y salvo puntualísimas excepciones, es malparado allá donde va.

En cuanto al aprovechamiento del tiempo ambos lo pierden cuando dejan de sentir y actuar de nobles maneras; de nada valen todos los trabajos del mundo, los más reputados habidos y por haber, de no ser así y aquel que no labora en trabajo reconocido pero que atiende a la gentileza, a la nobleza de espíritu debería, al menos, de estar exento de ser recriminado, escarnecido y criminalizado, pues si Dios le perdona su falta (como la del "currito", tan presto a la multitudinaria lapidación moralista) ¿por qué soberana razón hemos de llevarle también la contraria en este congraciador aspecto? No todo ha de ser el practicar denodadamente el realismo pragmático hasta las últimas consecuencias; los animales no laboran más que lo justo y necesario, se procuran su sustento de las más variadas maneras ayudados de su instinto y el resto del tiempo, que no es poco, lo dedican a reposar, a disfrutar de su entorno tan bien como puedan o quieran, y a procrear disfrutando de su sexualidad de la misma forma a tenor del hábitat que les ha tocado en suerte... así pues los animales, generalmente, son también unos vagos redomados, ¿no?... ay, ay, ay, quizás no estaría por demás que tomáramos algún ejemplo de ellos mientras la pródiga y salvaje Naturaleza, y la nuestra, rebelde e indócil, nos dejen.





Adanhiel.

Lo que sucede mi gran y querido amigo Quijote, es que a veces el que trabaja, siente un poquitín de envidia por el que puede subsistir sin tener que matarse tanto trabajando, postergando vivirrrrr.Lamentablemente vivimos en un mundo materialista donde la ambición de tener cada vez más bienees, lleva a tener que trabajar más horas, o en dos o tres trabajos, el famoso "multiempleo".Somos una sociedad consumista, evaluados por lo que tenemos y mostramos. Hay gente, que no ha entrado en el juego y prefiere vivir la vida, aunque tenga que pasar tomando mate. Tiene otra perspectiva, otras prioridades, con sueños no tan ambiciosos, miando tv, tomando sol en una plaza, mirando vidrieras, o jugando con los niños. ¿Es por eso menos feliz? Qué esperanza! tal vez sea hasta más saludable y no sufra del tan mentado estrés.
Lo que no me agrada, es el que decide ú opta por no trabajar y vive quejándose, mirando lo que tiene el vecino, o esperando un plan del gobierno para acceder a casi lo mismo a lo que accede el que trabaja.A veces exaltamos los derechos de los desposeídos pero nos olvidamos de los deberes. Estoy de acuerdo con las políticas sociales que amparan al desocupado, con los planes nacionales de salud, con la igualdad de oportunidades; pero a vecees se nos va la mano en el enfoque y fomentamos la vagancia y el abuso, y creo que eso es lo que subleva a la gente cuando pone epítetos descalificadores, o protesta contra los "vagos" como tú bien lo expresas, poniendo a todos en una misma bolsa. Es una cuestión cultural. No todos tienen "necesidad" de trabajar cada vez más, pero lo hacen para irse de vacaciones, mandar a los chicos a estudiar en la capital (fue mi caso) o cambiar el coche.Otros optan por otras salidas, si son bien intencionadas, bienvenidas sean, más, si se apoyan en la espalda del que se rompe el lomo trabajando para vivir decorosamente, entonces, es harina de otro costal.La libertad de opción la tenemos, pero a igualdad de derechos, igualdad de deberes.A veces pienso que tendría que haber una escuela para padres, para volver a practicar los valores con los que algunos de nosotros, privilegiados, fuimos criados. La cultura del trabajo se enseña, se ejerce, se practica, se transmite. Los extremos son siempre malos, ni poco, o nada, ni demasiado, pero qué difícil es encontrar el punto de equilibrio.! He conocido individuos, familias, con trabajos sencillos, sin gran desgaste...y son felices. Otros, tienen más de un empleo, poseen una situación económica holgada, se dan medianamente todos los gustos, y viven amargados, criticando permanentemente, al que trabaja menos, pero sin preguntarse si no será que ese, se conforma con menos o es feliz con menos y privilegia la calidad, por encima de la cantidad. Así somos, mi querido hermano de letras, complicaditos. De todas maneras, es de poco cristianos, vivir tachando de "vagos" a Dios y todo el mundo sin saber la o las causas que llevan a esa persona a vivir sin empleo, si fue por exclusión o de puro gusto nomás.No debemos de dejar de lado la empatía, ya que hoy estamos de este lado y mañana podemos estar del otro."andando yo caliente, aunque se ría la gente" creo que cabría aquí. La felicidad cada cual la busca por el camino que quiere, pero, sin dañar al otro. Como siempre, un placer hablar contigo, que ya la costumbre se me está haciendo diaria, si nó, te extraño. Lo mismo me pasa con nuestro común amigo, Ricardo, que doy por descontado, que pronto lo tendremos por estos lares, ya que boquita tiene, y la usa muy bien. Trabajadores o "vagos" abrazos!!!! como tú lo prefieras. Malisa

Como tú bien dices, queridísima Dulcinea, es una cuestión de opciones o de imponderables que tienen en cuenta la calidad-cantidad; estamos tan tecnocratizados en nuestra cultura, tan metidos en nuestro renombradísimo estrés cotidiano que no nos damos cuenta del maravilloso atractivo de la sencillez vital por la cual podríamos ser muchísimo más felices de lo que actualmente somos, quizá habría muchos vagos que nos pudieran dar instructivas clases al respecto. Los deberes han de ser compartidos equitativamente y no veo bien que nadie se escaquee de ellos pero la cuestión es esta: ¿vivimos para trabajar o trabajamos para vivir? Mi difunto progenitor era claro ejemplo de lo primero y te confieso que desperdició una gran oportunidad de vivir la vida de otra manera, menos desprejuiciada, por decirlo de suave manera, y de afrontar la muerte igualmente... se me escapa una sentida lágrima al recordarlo... ¡en gloria esté! Como apuntas la envidia tiene mucho que ver en esas lapidaciones que yo miento, esos "curritos" debieran de hacer un franco autoexamen de conciencia (si es que la tienen) y darse cuenta que existen diferentes maneras de vivir la vida y que la persona está por encima de su ocupación, o falta de ocupación; yo he conocido a tremendos vagos que resultaron ser inadaptados por heterogéneas causas y unas bellísimas personas, y consumados trabajadores con responsabilidades familiares y profesionales intachables en ese sentido, pero en otros... en fin, ya sabes a lo que me refiero. Vivamos la vida de la forma que creamos conveniente sin hacernos ni hacer mal y, reitero, tomemos referente ejemplo de los animalitos de Dios que, a buen seguro, no hubieran sido expulsados del Paraíso edénico por probar la fruta del bien y del mal y maldecidos con el "Te ganarás el pan con el sudor de tu frente"; repartámonos trabajo y responsabilidades y seguramente disfrutaremos de más tiempo libre para ser nosotros mismos, circunstancia que a más de uno (y a más de dos) les llenan de pavor... por algo será, deduzco, por algo será.

Por muchas visitas que reciba siempre encuentro que me falta algo si no encuentro entre ellas a mi fiel Sancho y a la sin par Dulcinea así que decir que os extraño es decir bien poco; el buen truhán Ricardo estará sacándole humo al teclado de su piano, como buen virtuoso que es, ¡atentos a su próximo éxito! Que seguro habrá de sorprendernos para bien.

Besazos, querida del alma.