ME IMPREGNO DE TI. ARTÍCULO PERIODÍSTICO

ME IMPREGNO DE TI

Trina Leé de Hidalgo

Me envuelvo entre la claridad del día y doy gracias a Dios por esta nueva oportunidad, por las facultades que me obsequia de poder entregarme a la rutina que para mi no es asfixiante; porque me rodea el amor que tanto necesitamos para desarrollarnos y desenvolvernos armónicamente, centrados siempre en ese rayo de tranquilidad y paz que sosiega el espíritu y le permite volar como las golondrinas que se pierden en los misterios inexorables de la naturaleza y vuelan, vuelan, agitan sus alas y en ese vaivén mágico, rompen el silencio del ambiente.

Si, me envuelvo entre tantas cosas que se impregnan por mi piel y que a veces salen por los poros, en esa profunda cavilación que constantemente, inspira al poeta. Desde la sonrisa triste de un niño que reclama ayuda, la incomprensión del ser humano, la maldad aplastante, los instintos bestiales, la indiferencia que raya en egoísmo vanal, que nada deja, ni siembra, ni cosecha. A veces, imaginariamente, traspaso la raya del horizonte buscando la espiritualidad que me plena y abstrae, trasladándome en continuos viajes hacia la cima donde se conjugan la musa con la inspiración.

Estoy aquí y a la vez, no. Siento que floto en el espacio y que mi ser se conjuga en una maravillosa comunión con mi verdadero yo, ese que palpita constantemente y nunca me abandona. Y llego a ti, mi Dios, para embriagarme de ternura y sentir tu compañía, que me alienta, me conforta, me anima a seguir viviendo y me permite valorarte en tu inmensidad. Creo en ti, como muchos lo hacen y entre tantos que te niegan, acierto para algunos e incredulidad para otros, no me importa, sólo sigo mis convicciones y profunda fe. Real o ficticio, has vivido en mi mente desde la mas tierna infancia y siento que sin tu sombra siguiendo la mia, mis pasos son inseguros y todo lo que piense e imagine carece de sentido, porque tu eres quien me da la luz del entendimiento y la sabiduría.

Y a veces, somos tan ingratos, nos acordamos de ti, cuando en verdad te necesitamos, en las desgracias, las tristezas, los conflictos, las guerras, los desastres naturales, todo creado por nostr@s mismos, por la desobediencia, la desidia, e intransigencia, el descuido, el desamor, la ingratitud, porque nos creemos infalibles, invencibles, superiores, mezquinos, victoriosos, muchos incluso engrandecidos por sus triunfos, cuando aun nos falta seguir transitando la senda existencial, que siempre debe estar revestida de sencillez y humildad. Hasta que no aprendamos esto, no alcanzaremos la verdadera realización como seres humanos. Por eso, mi Dios querido, debemos beber de tu cisterna, e interpretar tus parábolas, esas enseñanzas que prevalecerán sobre miles de generaciones y se convierten en la mejor lección de valores y moralidad.

Por eso, también te pido; que no me abandones y que en la hora postrera estés conmigo, para ser guiada por tus manos a ese mundo misterioso mezclado entre luces y sombras, ignorancia de lo que desconocemos, hasta que nos llegue el momento de experimentarlo. Mientras tanto, sigue conmigo, conviértete en el motivo central de mis inspiraciones para que mi poesía llegue al alma y siga dejando lecciones de vida. Culmino con uno de mis incontables poemas: DIOS Se turba mi ser/ se expande mi alma,/ al oir tu voz/ me invade la calma/ y vivo contigo/ momentos felices,/ eres una aureola/ que flamea la paz,/ hasta después que muera/ quiero ser tu amiga/ porque a cada instante/ si allí tu no estás,/ soy como una higuera/ seca y retorcida/ que perdió el abrigo/ del rayo solar.



TRINA LEÉ DE HIDALGO

JAIME, amigo, que mensaje tan hermoso, te inspiraste gracias a la divinidad de ese Dios que llevamos en nuestra fe e interioridad. Un fraternal abrazo.
TRINA