Un incompleto idiota

Un incompleto idiota sabe, que sus cimientos están en peligro de derrumbe, por eso vive fuera de sí, lejos de su cuerpo, de su mente y de su espíritu.

Un incompleto idiota nunca diría lo que piensa, porque preferiría decir lo que pensaría si fuese ese otro, ese alguien que supone ser cuando idealiza, cuando se sumerge en su ínfima aldea intelectual.

Así que en su impróspera y desenfocada vida, no hay tiempo ni espacio para percatarse, que los errores y las consecuencias son atmósferas que se conectan entre sí, que pueden lastimar y perjudicar, aún cuando nadie esté interpuesto entre ellas.

Un incompleto idiota, prioriza lo efímero ante el fruto que dé cosecha a largo plazo, disfruta estar inmerso en su mundo liquido, donde la mentira es un concepto trivial y el egoísmo es un pilar de satisfacción personal.

Pero aún sabiéndolo, premiamos al idiota, le damos recompensas por su necia pavura, lo animamos a seguir pretendiendo, y a veces hasta terminamos admirándolos, por su sorprendente falta de interés y compromiso con los demás.

Quizás el simple hecho de tener un idiota cerca, nos hace sentir más seguros y superiores aunque pienso que agradarle a un incompleto idiota, tratar cambiarlo, soñar con el desafío de lograr pulir una roca debajo del mar, es tan solo una pérdida de tiempo; tal vez intentarlo nos haga sentir mejor, aunque si en algún momento descarrila y se encuentra a punto de caer en la elocuencia, seguro será demasiado tarde…

mucho,mucho no entendí,pero tener un idiota cerca,nos hace mas idiotas me parece.

Como fin, logra interesar al lector en su contenido.