Alta en el Cielo +++DESTACADO ENERO DE 2013+++

DESTACADO


Cuando los padres de los alumnos se pusieron demasiado insistentes con sus reclamos, el director de aquella escuelita en las afueras de Tapalqué decidió hacer otro intento para convencer al anciano Nemesio, su portero y cuidador que parecía haber estado allí, junto con la modesta edificación, desde siempre. No había persona en el pueblo que pudiese recordar a la escuela sin Nemesio.

Luego de la última hora de clases, sentado frente a frente con el criollo al amparo de la frescura umbrosa del enorme ombú, el director echó mano a sus mejores métodos de persuasión y con gran diplomacia trató de explicarle, mate por medio, la lógica que alimentaba a las quejas recibidas.

El punto de la discordia era la bandera, o mejor dicho, lo que quedaba de ella. Un rústico paño relativamente pequeño de tela raída, que flameaba descolorido y rasgado al tope del mástil en el centro del patio escolar. Hacía rato que los padres del alumnado querían reemplazarla. Varios miembros de la comunidad se habían ofrecido gustosos a donar una nueva, más grande y vistosa. Decían que esa bandera acentuaba aún más la humilde apariencia del edificio. Pero Nemesio se negaba rotundamente a efectuar ese cambio.

- Nemesio – Le dijo el director atribulado – Le ruego que me entienda. No puedo seguir negándome al cambio así porque sí. No tengo una buena razón para ofrecerles y ya no sé que más decirles sin que crean que soy obstinado al cuete.
El criollo lo miró un rato largo a los ojos, pensativo, y a modo de respuesta le propuso:

- Pués dígales que vengan a hablar conmigo. Si dicen que aman a esta tierra y sus tradiciones, hay una historia que quizás les interese conocer.

Dos días después, sobre el atardecer, un puñado de padres formaban un semicírculo alrededor de Nemesio en una de las aulas. El portero, con las manos entrelazadas sobre el vientre, la cara barbuda casi apoyada contra el pecho y los ojos entrecerrados, empezó sin preámbulos su relato:

- Allá por los años setenta, mil ochocientos setenta, aclaro..., los últimos malones hostigaban a las poblaciones del centro de la provincia de Buenos Aires. La indiada iba perdiendo terreno día a día y esas fechorías eran como manotazos de ahogado. Un reflejo de rebeldía final y vengativa ante la derrota inevitable. En una de esas incursiones sorpresivas en nuestro poblado de Tapalqué, los indios ya no tenían mucho que saquear. Los habitantes, bastante prevenidos, estaban organizados para esconder todo lo que podían rápidamente ante el primer alerta de malón. Se guarecían dentro de sus casas y simplemente los dejaban hacer hasta que se cansaban de dar vueltas y se iban con más frustración que botín. Los pocos milicos del detacamento hacían lo mismo y vigilaban encerrados con sus armas listas, por las dudas.

- En esa ocasión – Hizo una pausa para rascarse una mejilla peluda – Uno de los últimos indios del malón en retirada, seguramente cabreado por el magro resultado de su esfuerzo, cortó el tiento del palo donde estaba izada la bandera y cuando ésta venía cayendo la estrujó, la tiró al piso y comenzó a pisotearla salvajemente.

- El sargento Marcelino Acuña, veterano de mil refriegas, pudo ver lo que el indio hacía desde su ventanuco de observación. Lo habría dejado llevarse cualquier cosa si hubiese sido un pollo, un lechón o alguna otra chuchería, pero al verlo maltratar la bandera, salió hecho una fiera para encarar al bruto irrespetuoso.

- ¿Y qué hizo..., lo mató ahí nomás? – Preguntó ansioso alguno de los presentes.

- No – Contestó Nemesio con un vestigio de sonrisa – Pero le dió una soberana paliza, lo metió preso y lo obligó a limpiar la bandera ultrajada. Luego, como condición para dejarlo en libertad, le impuso aprender la forma apropiada de cuidar ese símbolo creado para unir, no separar, a todos los habitantes de nuestro territorio nacional. Así fue como el indio, bajo la severa guía de Acuña, aprendió que la bandera jamás se jubila, se descarta o se guarda olvidada en un baúl. Debe ondear orgullosa, conviviendo diariamente con el cielo patrio, hasta que la última de sus fibras sea deshecha por lo único que la puede vencer: El tiempo.

- El sargento Acuña supo que el indio, a su manera, había entendido la enseñanza. Antes de dejarlo partir, como prueba de su confianza en él, le encomendó la custodia de aquella bandera.

- Ya veo... – Aventuró uno de los oyentes – Usted es un descendiente de ese milico!

- No – Respondió Nemesio, levantando la vista por primera vez – Sepa que mi apellido es Reumay. Ese indio, Quillén Reumay, era mi bisabuelo. Y esa que se mece allí, es la bandera que le confiaron.

Gracias Cynthia. Me alegra mucho que te haya gustado. Lo hice con mucho sentimiento, en esta época donde casi nada es merecedor de respeto, menos aún un pedazo de género. Besos,
José

José. ¡que pedazo de cuento!!!!
Que mensaje!!!! Como dice Poe merece estar el los libros de las escuelas.
Muchas veces no lucen la escarapela pero sí ropa moderna con banderas foráneas.
Tá que lo parió, cuanto desamor por la que algunos supieron defender tanto.

Sobre el torpedo del Taunus llevo una todo el año, para el que le guste y para el que no también.

Muchas gracias, amigo Reinaldo. Realmente aprecio tus palabras. En estos tiempos donde sólo parece importar lo superfluo y lo efímero, me pareció que era importante hacer un cuento sobre un ideal, un símbolo por el que luchó y murió mucha gente en un pasado, que visto desde esta nueva perspectiva de un presente famélico de valores morales, parece tan, tan lejano como irreal...
Un abrazo,
José

José, un relato que conmueve y además, está tan bien escrito que le permite al lector visualizar la escena, visualizar los personajes y sentir.
Gracia spor compartir un relato con buena narrativa y valores trasmitidos. Doble logro (forma y contenido).
Un abrazo.

Muchas gracias, amigo Jaime. Coincido contigo en cuanto al sentimiento nacional. Obviamente este es un cuento que transcurre en la zona rural de Argentina, pero fijate que en ningún momento menciono colores, pués creo que las personas de cada nacionalidad deben sentir más o menos lo mismo por sus símbolos patrios.
Siempre es un placer recibir tu visita y tu opinión, estimado compañero. Un abrazo,
José

Gracias Silvina. Me alegra mucho que te haya gustado. Este fue uno de esos cuentos que uno siente que tiene que escribir y me da mucha satisfacción ver que, en cierta forma, ha podido lograr su objetivo. Un abrazo de vuelta con mis sinceros deseos para vos y tus seres queridos de felicidad, salud y bienestar para estas fiestas y el año que está por comenzar,
José

Sencillo, claro y de agradable lectura. Un placer leerte de nuevo.

Gracias, amigo Albatross. Aprecio sinceramente el tiempo de tu lectura y comentario. Saludos,
José

Que prueba de lealtad y cumplimiento a una promesa, un verdader gusto Jose, que tengas un precioso festejo de fin de año y que el que viene sea muchisimo mejor, un abrazo enorme.

k

Gracias Karina. Me alegra mucho que te haya gustado el cuento. Te retribuyo los saludos y también deseo que el nuevo año comience bien para ti y tus seres queridos. Principalmente, que venga con muchas bendiciones, salud, paz y bienestar.
Va de vuelta un abrazo con afecto,
José

EL CUENTO ME ENCANTO,ES EMOTIVO Y BUENO GENERAL,MI PROLEMA ES CON LAS BANDERAS...TANTAS BANDERAS HAN DIVIDIDO AL HOMBRE,NOS VOLVEMOS LOBOS DE HOMBRES POR UNA BANDERA,SE MATAN NIÑOS Y MUJERES POR UNA BANDERA,QUE HIZAN LOS QUE MENOS ENTIENDEN DE LA PALABRA PATRIA.
LOS INDIOS NO TENIAN BANDERAS,TENIAN ANTEPASADOS EN COMUN,YA VES EN TU CUENTO MUESTRA COMO SE LA IMPUSIERON,COMO LO OBLIGARON A TENER UNA BANDERA...QUE LASTIMA QUE DEBA CUMPLIR UNA PROMESA QUE OLVIDA SUS PROPIAS RAICES.

UNA SOLA BANDERA ES LA QUE IMPORTA,LA BLANCA Y A ESA TODOS LA ESCUPEN,LA MANCHAN,LA QUITAN PARA IZAR SU PROPIA BANDERA

AH Y AMANECÍ PEDANTE HOY,JA ME DUELE LA PANZA,PERO POE,TE ACUERDAS DE AQUELLO QUE ESCRIBISTE CUANDO HICIERON EL MOMUMENTO A LA BANDERA?
HICIERON UN MÁSTIL GRANDE
SOBERBIAMENTE
MIENTRAS MI PATRIA CHICA VIVE SU MUERTE
MIL OJOS MIRAN HELADOS QUE NO LES DAN
CONVERTIDOS EN BANDERA SU TECHO Y PAN
APLAUDANLEN COMPAÑEROS ESA VICTORIA
POR LOS MUCHOS QUE CAYERON HICIERON GLORIA
REVIVIREMOS LO NUESTRO, REVIVIRÁN
NO HAREMOS MAS BANDERAS HAREMOS PAN


EHHHHH? QUE PASO CON ESO?

Mateo, aprecio tu comentario y respeto tu opinión, pero me parece que estás mezclando un poco los tantos.
A mi también me gustaría que no existiesen las fronteras y que, en vez de países, estuvieramos todos hermanados por el hecho de vivir en el mismo planeta. Pero este cuento se refiere más a los valores, moral y dignidad, que a la imposición de algo por alguien (que es otra historia).
En esos tiempos las cosas se hacían más por principios que por ambiciones personales. Si lees bien el cuento, verás que el milico le dió una paliza al indio sólo cuando éste deshonró al símbolo patrio (que en cualquier lugar pretende ser de unidad. Después, si se utiliza para otra cosa es también otra historia).
Unicamente a eso se refiere el cuento. Cómo la gente, principalmente los criollos de antaño, cumplían con sus principios y valores a rajatabla.
Un abrazo,
José

verás que el milico le dió una paliza al indio sólo cuando éste deshonró al símbolo patrio

UHM EL SIMBOLO PATRIO DE QUIEN?,PORQUE DECIR QUE DESHONRO ALGO QUE PARA LOS VERDADEROS DUEÑOS DE ESTAS TIERRAS NO ERA NADA?
COMO COLONIAS QUE SOMOS LA PATRIA ENTRO POR GOLPES,Y AHI LO VES, CUANDO EN LA EDAD MEDIA CADA CASTILLO FEUDAL TENIA SU SEÑOR ARMADO,CON SU EMBLEMA SU BANDERA Y SU ESCUDO,ACA LOS INDIOS DE PATA EN EL SUELO COMPARTIAN LA MISMA TIERRA,BEBEIAN DE LOS MISMOS RIOS Y CAZABAN PARA VVIR.
PERO..LLEGARON DESDE EL OTRO LADO,CON BANDERAS Y DEMAS...


NO DSCUTO EL VALOR QUE LE QUISISTE DAR AL CUENTO,ME PARECE BIEN,SOLO OPINE COMO DIJE AHI,SOBRE LA BANDERA

UN ABRAZO,LA CULPA ES DE LOS MAYAS AMIGO

Está bien Mateo. La culpa es de las mayas, se empeoró con las bikinis, y se terminó de pudrir todo con las tangas y el hilo dental...

O yo no sé ni lo que escribo o no alcanzo a comprender lo que mis textos provocan en la mente de los lectores, porque varias veces al escribir de cosas simples, sin vueltas ni mensajes escondidos, se arman unos debates bárbaros, los cuales no tuve la intención previa de originar.
Este es un cuento simplote, cuya idea me la provocó la convocatoria a participar en un concurso nacional (argentino) sobre la tradición, los valores y símbolos patrios. Como todo está tan decadente y venido a menos, se me ocurrió escribir este cuento casi escolar, para resaltar la dignidad y los principios que aún posee cierta gente, generalmente del interior de mi país.
Esa fue toda mi intención. Después, las conclusiones que saca Mateo por ejemplo, de que si los españoles con los indios, los milicos, la dictadura, los guerrilleros, etc., etc., para mí es harina de otro costal.
Pero, en fin, como dije anteriormente respeto y valoro todas las opiniones. Pero, algunas veces, creo que no hay que buscarle la quinta pata al gato. Un abrazo,
José

Yo también sueño con una utópica sociedad sin banderas tipo "Star Trek" (¿quién no?), pero se entiende la intención de tu relato, es evidente. Por otra parte aprecio la calidad de tu narrativa: precisa, clara, amena.

Un saludo y que haya paz

Gracias, amigo Castillo. Aprecio el tiempo de tu visita, lectura y comentario. Recibe mi saludo cordial,
José

Muchas gracias Nacho. Realmente aprecio tu lectura y comentario, querido amigo. Además, agradezco profundamente a los administradores y moderadores del portal por haber distinguido este cuento como el destacado del mes. Un abrazo,
José

Excelente relato Fobio. Has logrado que sea verosimil, y por sobre todo que se lea de un solo tiron para poder descubrir el final, que no es el imaginado. Gracias por este texto.

Haber, veamos, espero no armar una tole tole con un chiste que circuló por este Chile largo y angosto.
Un chilenito con muy buena verba, hizo un encendido discurso acerca de terminar con las fronteras de latino américa. Fue interrumpido por los aplausos de chilenos, peruanos, argentinos, en fin de todos los latinoamericanos.
" UN SOLO PAÍS PARA NOSOTROS LOS LATINOS, NADA DE BANDERAS".
Calló unos segundos...
"¡¡¡Ese gran país se llamará Chile y su capital Santiago...!!!"
Bueno, bueno ... fue interrumpido por una gritería inentendible y le llovieron los tomates. En lo personal AÚN NO ENTIENDO POR QUÉ.

Muchas gracias, amigo José. Me alegra que el cuento haya sido de tu agrado. Aprecio sinceramente tu lectura y comentario. Saludos,
José

Jajajaja..., Jaime. Y..., seremos chilenos nomás. Es un hermoso país con muy linda gente como tantos otros de nuestra América. Ah..., y lindas chilenas también! Un abrazo,
José

No..., realmente eso no lo puedo negar, Siempre sostuve que las fronteras no tienen mucho sentido práctico, porque fuera de los regionalismos y algunas costumbres distintas, todos los habitantes del planeta somos iguales. Amamos, sentimos y sufrimos de la misma forma, no importa si en ruso, inglés o chino. Ahora, para serte honesto, no creo que nosotros lleguemos a ver un cambio de conciencia tan radical. Para eso, el hombre necesitaría tener más agallas que todas las que ha debido tener en las infinitas guerras sufridas a lo largo de la historia de la humanidad. Un gran abrazo de vuelta,
José