LA RADIO

LA RADIO

Otra vez había dejado de funcionar, decidí darle la última oportunidad. El artefacto era antiguo y tenia varios arreglos.
Fui entonces hasta el local de reparación, lo encontré cerrado y con un cartelito que decía “Estoy en el local de al lado”

El local vecino era una óptica y el hombre que me atendió dijo ser el hijo del técnico electrónico.
- Mi padre está ausente – dijo - sin embargo, dígame cual es el problema que tiene la radio y cuando él regrese se lo transmito. Déjeme un número de teléfono y su nombre que cuando esté lista lo llamo.

Me fui recordando que la última vez me sucedió igual. Fue el hijo quien me atendió utilizando el mismo argumento.
Me pregunté cuanto tiempo había pasado de aquella oportunidad y haciendo una simple relación con otro acontecimiento, deduje que seria más o menos dos años.
A los pocos días, recibí el llamado del hijo para que fuese a buscar la radio.

-Ya está lista, puede pasar a buscarla cuando desee, era un tontería lo que tenía, sólo le costará la mano de obra de mi padre porque no hubo que comprar ningún repuesto (dijo)

Ese mismo día fui por la radio. Todavía estaba el cartelito en el local… así que, fui a al óptica. Allí me atendió su hijo y… llave en mano abrió la puerta del local de reparaciones y me entregó la radio. Le pagué y me fui.

Este hombre no debe estar en condiciones físicas para estar atendiendo gente, por eso el hijo es el que recepciona el trabajo y lo entrega – pensé -.

Las dudas desaparecieron cuando la radio dejó de funcionar transcurrida una semana.
Cansado de lidiar con el aparato, decidí abrirlo y tratar de repararlo yo mismo, teniendo en cuenta que me había dicho, que el desperfecto se trató de una papada.

Dentro de la radio descubrí una nota que decía.

POR FAVOR AYÚDEME. ESTOY SECUESTRADO POR EL ÓPTICO QUE ESTÁ AL LADO.

Muy buen relato, Ricardo. Realmente no me esperaba ese desenlace. Ya estaba rumbeando para otro lado mi pensamiento, cuando me descolocaste totalmente con ese final tan inesperado. Una grata lectura, amigo. Un abrazo,
José

JA UN BUEN REATO,YOQUE ESPERABA UN FINAL NO SE SUBLIMINAL,ME SALTASTE CON EL SECUESTRO,ME HIZO REIR AUNQUE LA SITUACION ES DRAMATICA

PERO NO SE PENSE QUE VENIA POR EL LADO DE QUE EL PADRE HABIA MUERTO,PERO QUE EL PRESTIGIO Y EL CARIÑO QUE TENIAN,POR ESE HOMBRE,HACIA QUE EL HIJO PARA MANTENER EL TRBAAJO DIJERA ESO
ACA PASA, GENERALMENTE LE TIENEN CONFIANZA MAS A UN VETERANO QUE A LOS JOVENES,Y PASA QUE LOS HIJOS QUE HEREDAN LA PROFESION,A VECES MANDAN ESA

Gran manejo del elemento sorpresa, me gusto mucho.
saludos
k

Gracias José, Mateo y Gara por su visita, siempre es bueno saber que están cerca.

Cochito, cuando me secuestraba tu relato, caí en otro secuestro.
¡GENIAL!

Gracias Cachito.
Un abrazo

Ligero, bien construido y sobre todo con un final muy lúdico. He pasado un buen rato leyéndolo.
gracias por compartirlo.

Muy buena narrativa, elemento de giro interesante y ameno.
Grata lectura, Ricardo.

Gracias Albatross, Silvina, son muy amables

Magistral!
Tus finales son inagotables y con éste te luciste más todavía.

Genial amigo!!!
Besos

Antifaz Lili y Poe que bueno recibir vuestra visita.
Gracias

Gracias Jaime ahora te toca a ti investigar lo que resta, los motivos del secuestro en fin...

me has sorprendido con este final, y eso es lo mejor que puede tener un relato,que sorpenda al lector.
Encantado de compartir literatura contigo
un abrazo y ahasta pronto
joan

Ricardo Cesar Garay escribió:

LA RADIO

Otra vez había dejado de funcionar, decidí darle la última oportunidad. El artefacto era antiguo y tenia varios arreglos.
Fui entonces hasta el local de reparación, lo encontré cerrado y con un cartelito que decía “Estoy en el local de al lado”

El local vecino era una óptica y el hombre que me atendió dijo ser el hijo del técnico electrónico.
- Mi padre está ausente – dijo - sin embargo, dígame cual es el problema que tiene la radio y cuando él regrese se lo transmito. Déjeme un número de teléfono y su nombre que cuando esté lista lo llamo.

Me fui recordando que la última vez me sucedió igual. Fue el hijo quien me atendió utilizando el mismo argumento.
Me pregunté cuanto tiempo había pasado de aquella oportunidad y haciendo una simple relación con otro acontecimiento, deduje que seria más o menos dos años.
A los pocos días, recibí el llamado del hijo para que fuese a buscar la radio.

-Ya está lista, puede pasar a buscarla cuando desee, era un tontería lo que tenía, sólo le costará la mano de obra de mi padre porque no hubo que comprar ningún repuesto (dijo)

Ese mismo día fui por la radio. Todavía estaba el cartelito en el local… así que, fui a al óptica. Allí me atendió su hijo y… llave en mano abrió la puerta del local de reparaciones y me entregó la radio. Le pagué y me fui.

Este hombre no debe estar en condiciones físicas para estar atendiendo gente, por eso el hijo es el que recepciona el trabajo y lo entrega – pensé -.

Las dudas desaparecieron cuando la radio dejó de funcionar transcurrida una semana.
Cansado de lidiar con el aparato, decidí abrirlo y tratar de repararlo yo mismo, teniendo en cuenta que me había dicho, que el desperfecto se trató de una papada.

Dentro de la radio descubrí una nota que decía.

POR FAVOR AYÚDEME. ESTOY SECUESTRADO POR EL ÓPTICO QUE ESTÁ AL LADO.

Joan que bueno que te haya gustado. Gracias por la visita compañero.
Un abrazo