Ese sonido agudo.

Catalina, de cuclillas, tomó las manos del niño.
_Claro que podemos salir a cazar insectos_ le dijo con una afirmación de oreja a oreja.
No me preguntes cómo; pero, al detenerse al costado del camino al lago, sintieron un sonido agudo pero tenue.
_Es el viento_ se apresuró a decirle Catalina.
Frente al lago, de dejaron caer sobre el pasto. Mirando al cielo, Catalina cruzó los brazos por detrás de la nuca. Inspirando profundamente atrajo la mirada del niño invitándolo a elegir una nube.
_¡Esa! _ se apresuró a señalarle con los ojos hablando más que su voz.
_ Esa… tiene forma de barco _ le susurró ella.
_ Dale, un barco pirata donde un caracol tuerto con un alfiler por antena recorre de proa a popa y de babor a estribor la nave dándole órdenes a tres ciempiés con botas lustradas que silban una canción pegadiza mientras trapean el barco.
En el banco del parque, un hombre de aspecto maduro e indigente los miraba sintiéndose un poco polizón de esa aventura.
Con dificultad, se acercó un joven que evidenciaba tener quemado un 40% del cuerpo _tome Don Cosme, le traje un sándwich de milanesa. ¿Que cuenta de nuevo?
_Nada _ le respondió ampliando la sonrisa y estirando los huesos de la espalda.
_ ¿Qué mira?
_La manera de echarle helio a este gastado corazón pibe. ¿Y vos?_ le preguntó mirando la piel quemada de su compañero de diálogo.
_¿Esto? Un torpedo cerca de la caldera del submarino. Sobreviví apenas arañando pero con este recuerdito para que no me olvide.
_ ¿Cómo se sigue?
_¿Usted me lo pregunta?
_Mami, shshsh, no hagas ruido que ahí va saliendo la hormiga Aurora y su familia (no me pidas que los nombre a todos porque son muchas) y las vamos a asustar_ murmuró el niño sobre el pasto.
_¿No los querías cazar?_
_No, mami; cuando los cazo, los ciempiés no cantan canciones pegadizas.
Catalina, que sentía ese sonido agudo pero tenue, cerró los ojos por un momento sabiendo; que cuando le balconeaban de los párpados las horas, o las decepciones de las hojas impares se le colgaban de los labios; había algo que le hacía cosquillas a los cansancios y las frustraciones y sus párpados se alivianaban dejando elevar a la comisura de sus labios.
_¿Usted me lo pregunta, Don Cosme?_ le volvió a insistir el joven .

Un excelente relato, donde integras muy bien la historia de estos personajes,de forma breve,pero lo suficiente para entender el mensaje,mundos tan dispares unidos a travez de la imagen de Catalina y esos insectos.

Un gusto leerlo,por ahi un de que creo que no va (de dejaron).
Un saludo

Se entrelazan las visiones, la inocencia y esa realidad que golpea a los de la banca, me encanto eso del helio para el corazón.
saludos
k

Cuando uno deja de soñar como adulto, se reinventa en los de la inocencia de los niños (sueños a propósito) y sin olvidarse que la realidad, es el motor, de que, se existe con todos sus recuedos
un fuerte abrazo Silvina

Mil gracias por la observación, Mario. Sip, es " 'se' dejaron caer"
Gracias por la lectura, Mario, Karina, Cyn, Martín. Un abrazo a cada uno.

Muy lindo y disfrutable escrito Silvina. Saludos,
Jose

ME GUSTO EL PAISAJE O AMBIENTE QUE RELATAS,Y NO SE BIEN SI QUISISTE TRASMITIR UN MENSAJE O SIMPLEMENTE CONTASTE SOBRE ESOS DOS MUNDOS QUE SE CRUZARON EN LA PLAZA Y QUE CADA UNO SAQUE SUS CONCLUSIONES,COMO QUIEN MUESTRA UNA ESTAMPA Y DEJA QUE CADA UNO REVUELVA EN SU INTERIOR.
ME GUSTO

¡Hermosas letras amiga, llenas de magia!

¡Besos y mariposas!

El “juego de la guerra” como fino hilo conductor para estos
cuatro puntos cardinales de la vida. Muy inteligente enseñar los extremos: la
fantasía infantil y las heridas del pasado.


El texto invita a traspolarlo a experiencias propias.