EL HOMBRE RICO

Pasaba diariamente por la esquina donde se reunía un grupo de jóvenes luego de sus obligaciones. Era el comentario recurrente de los muchachos que admiraban el lujo de sus autos, uno distinto cada día, señoreales, deportivos en fin, el sueño de aquel grupo donde sus haberes mensuales apenas alcanzaban para darse un pequeño gusto el fin de semana, compartiendo un asado en familia o unas cervezas en el bar con los amigos.

En la vereda de enfrente, Don Julio, sentado en una desvencijada silla de mimbre escuchaba los comentarios. Él ya tenía muchos años de jubilado en el ferrocarril, seis hijos y doce nietos que lo visitan los domingos. Invadían su humilde vivienda con risas y corridas de aquí para allá mientras que las mujeres, preparaban el almuerzo y los hombres reunidos coversaban de distintos temas. Sin embargo los días de semana no había mucho para hacer más que cuidar el jardín, asear la casa y dormir la siesta, por eso sacaba su silla a la vereda y se entretenía escuchando a los muchachos.

El hombre rico de los autos lujosos era bien conocido por Don Julio. Años atrás había hecho una fortuna realizando diversos negocios, un verdadero campeón en esos metieres.

Una tarde cuando el auto del poderoso pasaba por delante de los jóvenes, Carlitos el más atrevido de todos pegó un salto al medio de la calle obstaculizando el paso del auto, y sin mas tramite, se dirigió al conductor diciéndole.

– Perdón señor, no se asuste, no lo voy a asaltar ni robarle nada, sólo quiero preguntarle como debo hacer para ser un hombre como usted y poder tener esos autos y su dinero para ser feliz y disfrutar de la vida.

El hombre rico bajó por un instante la cabeza, luego miró al muchacho con los ojos sumergidos en una profunda tristeza. Entonces… señalo con el dedo índice a Don Julio y dijo.

– Pregúntenle a él como ser rico y feliz, yo soy tan pobre que sólo tengo dinero.

Tenés la magia de expresar, en pocas palabras, una realidad con la mirada clara. Muy buena narrativa.

¡¡Sí, sí !! Eso es maestría para contar una historia con una verdad que a veces confundimos.
Nany, mi esposa, me ha preguntado que haría si fuera un multimillonario, ¡Uf, tener demasiado dinero es un problema! contesté y le hice un largo listado de lo que sucedería. Pero lo que más perdería, sin duda, es la vida tranquila y feliz que Dios me ha dado. ¡Es mucho lío tener dinero en exageración!
Felicitaciones, che querido, una hermosa lección que los jóvenes no deben perder de vista.

Un abrazo
Jaime.

Buscamos la riqueza donde no está, es la moraleja de esta fábula moderna, donde ya ni los animales pueden sustituirnos para el caso. Emblemáticos y bien presentados los personajes.

ME RECORDO A LA FABULA DE LOS GIGANTES Y LOS ENANOS DE JAIME, ENSEÑANDO,MOSTRANDO DONDE RECDE LA VERDADERA RIQUEZA Y PODER DEL SER HUMANO

ES CIERTO LA PLATA NO COMPRA LA FELICIDAD...(UHM AUNQUE A VECES AYUDA NO?)

MUY BUENO TIO, COMO SIEMPRE