New YorK

New York.

Fascinante. Es un mundo por el que pasa todo el mundo: Los países, las religiones, las lenguas. Pero no a la manera que un rayo de sol pasas por un cristal sin romperlo y sin mancharlo, se integra en un solo cuerpo, convirtiéndose en esencia del neoyorkino. Es la ciudad de todos los que se instalan en ella y sucumben a su embrujo, perdiendo la identidad propia pero tomando la de todos.
Los hispanos en todas sus variantes nacionales, con su lengua española transformándose desafortunadamente poco a poco en spanglish , están presentes en todas partes: en los restaurantes, locales comerciales, bares, vendedores callejeros.
El español ocupa una importante plaza en la vida neoyorkina. A ello se debe que el Teatro Español y el Instituto Cervantes sean dos instituciones principalísimas en la vida cultural de la ciudad.
La ciudad que nos pinta el cine, violenta y reducida al barrio negro, en donde la violencia y la pobreza se enseñorean, queda desvirtuada ante el gran desarrollo cultural. En el mundo no existe una ciudad con tal oferta de música clásica y popular, pintura, escultura, danza, opera, talleres literarios, cine, conferencias, escuelas.
La riqueza cultural de la ciudad es un ejemplo para el mundo. Pero lo más importante e interesante está detrás de la financiación. Es la sociedad civil y no el Estado la que corre con los gastos, si bien este último también colabora, es aquella la que aporta lo principal del capital. Son impresionantes las inversiones en cultura por las fundaciones y la sociedad civil en su conjunto. Es la conciencia de un pueblo que sabe que si quiere tenerla, esta debe ser producto de un esfuerzo colectivo, lo que además garantiza su independencia, libre de la influencia política nociva del Estado, en continua renovación y experimentación.
Pero no todo es color de rosa. Cuando el estado no subvenciona, los costos se hacen casi prohibitivos para el común de los habitantes, pero eso no obsta para que los teatros y demás recintos culturales estén siempre a reventar.
Para las nuevas generaciones New York se ha convertido en lo que fue Paris para los artistas de mediados del siglo pasado, la Meca que había que visitar si se quería tener notoriedad algún día.
Es sorprendente la cantidad de poetas, escritores, pintores, músicos que se han asentado en esa Babel moderna. Muchos van becados por la gran cantidad de fundaciones que aportan para esa labor los fondos necesarios, otros se rebuscan en las calles vendiendo su arte a los transeúntes. En todos los parques se dan importantes conciertos, muchos de gran calidad. Otros trabajan en la gran cantidad de universidades y instituciones educativas, en fin todos sobreviven y adquieren experiencia para triunfar posteriormente en sus respectivos países.
New York…New York… bella y lejana, moderna y sin pasado…también te puedes morir en la calle sin que nadie te recoja.

Yo no puedo dejar de leer el nombre de esta ciudad y asociarlo con frank Sinatra.
Y bueno, tienen mucho en comun.

Buen aporte Luis.

Que las hadas te acompañen

Noticias del New York Times
Los directivos de una empresa de publicidad intentan averiguar por qué nadie se percató de que uno de sus empleados estuvo muerto sentado en su mesa, durante 5 días sin que nadie se interesara por él ni le preguntara qué le ocurría.
George Turklebaum, de 51 años de edad, que trabajaba como revisor en una empresa de Nueva York desde hacía 30 años, sufrió un paro cardíaco en la oficina que compartía con otros 23 trabajadores. Un lunes por la mañana llegó a trabajar, discretamente, pero nadie notó que no se marchó nunca hasta que el sábado por la mañana el personal de limpieza preguntó qué hacía trabajando en fin de semana. Su jefe, Elliot Wachiaski, declaró: George siempre era el primero en llegar por la mañana y el último en marcharse por la noche, por lo que a nadie le pareció extraño que estuviera continuamente en su sitio sin moverse sin decir nada. Era bastante reservado y su trabajo le absorbía-. Un examen postmortem reveló que llevaba muerto 5 días tras sufrir un infarto.