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 Gerardo, compadre, no te mueras...

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juankis
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Gerardo, compadre, no te mueras... Empty
MensajeTema: Gerardo, compadre, no te mueras...   Gerardo, compadre, no te mueras... Icon_minitimeJue Abr 15, 2010 6:35 pm

Gerardo, compadre, no te mueras, no huevón, tu eres macho, tu eres fuerte primo, pienso mientras sostengo una charola donde Miriam una practicante de medicina deja unas tijeras, unas pinzas y no sé que mas… la frente ensangrentada de mi compadre está abierta fácilmente entras tres dedos, parece que tras el impacto le quedó una maqueta a escala del cañón del Colca, tan profundo ha sido el golpe que ya van más de una docena de puntos y lo peor es que Gerardo está tieso, duro vendado más que una momia, no te mueras huevón, vuelvo a pensar…





Nosotros somos compadres desde que tenemos uso de razón, creo que nuestros padres en alguna reunión familiar cuando aun éramos un par de mocosos nos declararon este compadrazgo, desde ahí hasta el día de hoy (aunque somos primos) nos tratamos de compadres…





Había llegado un viejo cliente (muy amigo de mi compadre) al taller donde Gerardo labora como tornero, el cliente ha llegado en una moto, en una Cross con motor 150, mi primo mientras programa su máquina y deja que automáticamente termine su trabajo, sale a conversar con su cliente, le da un vistazo a la moto, está linda y mucho mejor el casco que traía puesto el susodicho, es un casco deportivo y está de onda.



En casa, mi tía Nelly (mamá de Gerardo) está de visita, está conversando con mi hermana mientras yo pegado a la computadora descargo de internet un álbum antiquísimo de Enrique Iglesias como para recordar esos maravillosos años de la secundaria con el tema Trapecista y en mente tengo a las chicas del pasado en especial a Julieta.



Gerardo se da un saltito y monta la moto, la acelera esta bravaza, se pone el caso y le dice a su cliente que daría una vuelta por la manzana, apresura la velocidad y vertiginosamente se esfuma, esta buena la moto piensa mi compadre y le pica, acelera, voltea por Unión, regresa por América, para volver al taller piensa usar un atajo y entrar por la zona donde no hay tráfico, pero no, mejor aprovechar la moto y foguearla un poco en la avenida Vallejo, esa avenida grande y recta donde podría correr a todo dar.



En casa me alisto para ir a una entrevista de trabajo, suavizo mi barba con un poco de agua, me aplico la espuma, subo y bajo la máquina de afeitar por esa capa oscura que se asemeja a una lija y soy feliz al sentir tan rica suavidad en las mejillas, con las mismas vuelvo a mi habitación, un toque de loción en el mentón y como loco a cambiarse no hay tiempo que perder, sobre la silla la camisa ya planchada, todo está fríamente calculado no podría llegar tarde, es una entrevista, eso sería un punto en contra.





Gerardo se encuentra a tres cuadras de su taller, se acerca aproximadamente a setenta kilómetros por hora, está disfrutando de la velocidad y del aire que violenta su cara, un taxi a menos de veinte metros está invadiendo el carril por donde va mi compadre, Gerardo sabe que no puede evitarlo, quiere escapar gira un poco a la derecha pero ya todo es inútil aun así, durante los segundo previos a la colisión ha pensado en su madre, en la imagen lejana de su finado padre en la familia, en los hermanos en la mamita Shona, en su papito Antonio, pensó en todo mundo, fue un flashback como en los films, recordó ese beso ufff ese primer beso a la sombra de un ciprés de noche, en la quinta Unión ahí donde vivía la Fiorelita… era necesario recordarlo todo; pues a esas alturas como me diría más tarde en una camilla de emergencias del hospital Regional: “estaba como Superman, estaba volaaando…. ” el primer impacto fue el más violento, fue a dar en la acera, luego rodó como diez metros levantando una polvareda como si hubiera pasado un torbellino, rodó como tres vueltas con tanta fuerza había salido del impacto que recorrió al menos quince metros y lo peor fue cuando se le soltó el casco y cual tiro de gracia, su frente dio en el pavimento todo en menos de diez segundos, aun así mi compadre tuvo fuerzas para arrastrarse y reclinarse en una pared, la sangre empezó a discurrir, él quería mantener la calma, quería estar cuerdo pero el dolor lo vencía.





Posteriormente lleno de buen humor Gerardo me cuenta:
-una tía que vende el menú me vio ahí tirado sangrando y la moto en mi delante hecha miércoles y me pregunta: ¿Qué te ha pasado Gerardito?... nada estaba probando el casco le dije-
Después de reírnos sigue recordando y me cuenta que los bomberos le pedían que mantenga los ojos abiertos, que no se duerma que tenga cuidando, aun así estaba sometido al estado de shock… la tragedia se había consumado.



En casa estoy bajando estoy sobre la hora, para variar, para demorar más, mi tío Faly me llama y me dice que Gerardo ha sufrido un accidente y que está en emergencias… y que estaba viendo la forma de contarle a mi tía Nelly, me rasco la cabeza y obviamente la entrevista ya fue, me pongo a pensar en mi compadre y en el susto, en la reacción de mi tía, ella ha perdido hace más de una década a su esposo y hace tres años a su madre y ahora ¿Cómo reaccionaría cuando mi tío Faly le iba contar que Gerardo está hospitalizado? Volví a mi habitación, dejé mi expediente y con mi tío salimos urgente al taller de mi compadre, ahí nos dijeron lo que en realidad había pasado, desconcertados volvimos a la casa a darle la mala noticia a mi tía… como era de suponerse, mi tía estalló en susto, en nervios, tomamos un taxi y lo juro fue el taxi más largo de mi vida, a mi tía le dio un ataque de nervios y lloraba sin parar y pensaba en lo peor, nosotros intentábamos calmarla sin embargo creo que era inútil, el pésimo tráfico y una parada en el cajero automático nos hicieron demorar mucho mas, en ese momento no sabíamos exactamente la situación de Gerardo y me daba miedo pensar que podría estar vegetal o invalido me rondaban una serie de adversidades por la cabeza, era como caminar hacia un precipicio en el cual íbamos a caer todos por igual y en el fondo ella, la que un día nos ha de llegar, la muerte misteriosa y espeluznante aguardándonos…





En emergencias solo dejaban ingresar a dos personas por paciente, tuve que esperar, turbado porque no sabía nada, me senté al filo de la vereda, y no concebía la idea de que a mi compadre tan muchachón se lo vaya llevar la pelona… y luego de avisarle a mi mamá y a mis hermanos, me puse a recordarlo, me puse a pedirle al todopoderoso y también a cruzar los dedos para que cuando salga mi tío Faly me diga que estaba fuera de peligro, no saben cómo se siente aunque ya he vivido momentos similares en el dos mil seis cuando nos dejó mi abuelita Bertha, esa tarde me sentí el hombre más intranquilo del mundo…





Doce minutos contaditos, eternos y desesperantes fue el tiempo que aguardé hasta que decidí marcar al móvil de mi tío, timbró tres veces y le pregunté sin perder tiempo y me dijo que lo estaban atendiendo y que vio por la ventana que se movía al menos , claro se movia pero esa no era una noticia contundente, tuve que esperar como quince minutos más hasta que por fin me dejaron entrar…





Gerardo, mi compadre estaba ahí, acostado en una camilla, guau eso si que debió doler ehh le digo, el me mira cómplice adolorido casi muerto, en ese momento comprendí que estaba fuera de peligro, además como dijo el doctor, como esta gordito, ha sabido resistir el golpe, mi tia le llora lo mira lo besa no sabe qué hacer para amarlo más… fuerza compadre le digo, y el articula lo siguiente: me caaagaaron compaadre… nos reímos un poco, y por el lado izquierdo se acerca una flaca, bajita con cabellos ondulados, en su pecho lleva una mica donde está inscrito su nombre: Miriam Jara L. y al pie el nombre de la universidad donde estudia.
Ahí fue cuando me pidió sostener la charola con su indumentaria y ella sin miedo empezó a suturarle las heridas, después vino una enfermera y empezaron a coserlo, ahora entiendo porque hay que tener agallas para emprender alguna carrera que tenga que ver con la salud…
Cuando salí del tópico, me di con la sorpresa de que había una reunión familiar ahí en el pasillo, tuve que saludar a medio mundo sin embargo lo más sorprendente fue que el dueño de la moto había venido con un documento (me imagino preparado por su abogado) y un lapicero para obligar a Gerardo a comprometerse a devolver la arruinada Cross 150.
-¿estás loco acaso? Gerardo esta muriéndose y tu quieres asegurarye la moto??? Tas cojudo???- le dice otro tío al patita que con lapicero en mano pretendía ingresar a la sala y robarle una firmita a mi compadre.





Cuando por fin mi compadre estuvo más tranquilo, lo acompañé muchas horas y conversamos de todo y nos reímos recordando los viejos tiempos cuando éramos niños y hacíamos un millón de travesuras, a la vez nos asombrábamos de los casos que llegaban a esa área del nosocomio, vimos como la gente que sufre en una sala de emergencias por ahí llegó un patita al que le había disparado con una perdigonera, de inmediato le sacaron radiografías y una hora después le trajeron los resultados, unos practicantes indicaban al paciente y familiares que esos puntos eran los perdigones alojados en diferentes partes del brazo y pecho… segundos después llegó una señora a punto de dar a luz, vi como su esposo corría nervioso con un bolso en el hombreo, siempre a su lado cogiéndole la mano, más atrás la mamá de la chica asustadísima también… en media hora entro una señora con vino un niño al que jugando se introdujo un pequeño objeto en el orificio nasal y no salía ni de a vainas… nosotros callados mirábamos esos sucesos de los cuales nosotros también éramos protagonistas.



-compadre este collarín mas lo que jode - me dice Gerardo.
-vente lo aflojo- le digo, entonces mientras estoy safando un poco la correa viene Miriam y me regala una palmada en la mano, me dice que no lo haga que podría ser perjudicial para el paciente si le retiro el famoso collarín cervical.



Como para que mi compadre y la practicante en mención se rían, le dije al mismo estilo del Tony Montana de los Broders:
-tranquila mi niña, no te me sulfures mami –






Gerardo estuvo casi veinticuatro horas internado, de no haber utilizado el casco, seguramente ahora estuviera en el más allá, así es la vida, tienen razón en decir que es muy corta, en un segundo te pueden suceder muchas cosas y creo que a Gerardo lo salvaron desde el cielo, nuestra mamita Shona y su papá o sea mi tío Juan…



Cuando un hermano está al borde de la muerte hay que seguirlo hasta el final, yo lo hice esta vez, y al cielo las gracias porque tuvimos un desenlace feliz, ahora mi compadre sigue trabajando en el mismo lugar y ha prometido no subirse a ningún vehículo que tenga dos ruedas… se ha salvado, ha caído en el precipicio pero no ha llegado al fondo aun, nosotros también estamos en ese vacío y en cualquier momento tocaremos ese tenebroso fondo oscuro que es la muerte…







Con el amor del corazón te aprecia tu compadre:



Juan Carlos…
Fuerza Gerardo
Seguramente tu en este preciso momento (como en esta foto) dirás: yes!!!

www.juankgalvez.blogspot.com
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http://www.juancarlosgalvez.tk
 
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