La botella

¿De qué te sirven las cosas a medias si no están llenas, pero en fin hay que dar esos golpes de vez en cuando sobre la realidad, aunque tengamos que darnos cuenta que siempre hay algo o alguien que aprovecha lo derramado. Pero no siempre es así para la suerte de cualquier perro callejero.

Es como tener una familia si no la ves apenas por el trabajo o, un bello hogar, si no paras en el la mayor parte del tiempo. Es como hablar muchas lenguas y comportarte como un mudo en cada visita al extranjero. Incluso, se dice que puedes viajar y conocer muchos lugares, pero nunca te acercas a los que tienes al lado. Es casi una paradoja que estas cosas puedan suceder; y conocer parte del mundo y no conoces la ciudad o el pueblo donde se nació.
El conocimiento de las cosas y el desconocimiento de lo que no haces. Cómo creer que conoces la verdad y resulta que puedes estar viviendo en una mentira y estas cosas pasan. O peor aún cuando hablas de la libertad y se vive esclavo de muchas cosas, o encerrado en un estrecho mundo; incluso dentro de nuestras ideas, sueños y hasta esclavo de frivolidades que sólo nos ensalzan el ego. También podemos pensar que hemos vivido muchos años, cuando a lo mejor ni tan siquiera se ha vivido a fondo alguno de ellos. Oh, me haces pensar con tu historia mil motivos para escribir otras.

En suma, es que vivimos muchos la vida y no la vivimos como queremos o hubiésemos deseado. Es que podemos tener un poco más que otros y no lo compartimos tampoco. Es que podemos hacer ver a otros que su botella está a medias, cuando somos los que tomamos de su contenido para que lo parezca o se lo hemos robado para que busque lo que no la llena nunca. La realidad de cada ser humano a veces es esto o, por momentos, es como esa botella sin llenarse del todo, es un buen ejemplo el que expones querida V. nas, una reflexión que nos compartes y que creo necesaria que nos la hagamos, más de una vez y, cada uno de nosotros. Las cosas siempre a medias sirven, pero no nos satisfacen, somos por lo tanto unos pobres infelices o también es que no lo somos tanto por tener al menos una mitad de ese todo que no llenamos nunca. En cambio, otros desearían tener incluso un tercio o una décima parte, como los hay tantos que ni botella tienen para llenarla a medias.

A veces la lejanía puede llenar muchos vacíos pero no ves lo que está más cerca. Y aún viéndolo, reconociendo esa situación, la botella sigue allí como esa parte que no nos satisface, porque no responde a nuestros deseos una mitad tan sólo. Aunque esa parte pueda albergar un buen corazón, pero ha perdido su esencia de amor, no ofrece el perfume que necesitamos, su capacidad para llenarnos y sentirnos equilibrados, optimistas, seguros de lo que está allí dentro y nos contiene hasta el tope.
Es dura la situación cuando la botella se puede convertir en algo más que un símbolo que no se llena nunca. Y eso de tener 'la botella' a medias es como sentir que de ese algo que puede ser más cosas, no la vamos a llenar, cuando no se nos quiere tal como nos damos y con todas las consecuencias.

A esta rana se le ocurre algo:
¡Mira, si esa botella es un ribera del Duero me la bebo y armo una que se van a enterar lo que vale una botella vacía!


Un abrazo de Elisa.

Es una reflexión muy buena, ya ves lo que da de sí.