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 FABULAS DE LOS ESTUDIANTES - NOVELA (entrega catorce)

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Alejandra Correas Vázquez
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Alejandra Correas Vázquez


Cantidad de envíos : 695
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MensajeTema: FABULAS DE LOS ESTUDIANTES - NOVELA (entrega catorce)   FABULAS DE LOS ESTUDIANTES - NOVELA (entrega catorce) Icon_minitimeSáb Sep 05, 2020 7:24 pm

FABULAS DE LOS ESTUDIANTES
....................................
NOVELA
..............

por Alejandra Correas Vázquez
................................


FÁBULA  CATORCE
.........................  

SIESTA  Y  SOBREMESA
..................................


—“Yo llevaré tu plato vacío a la cocina. La vieja Juana ha dejado todo limpio ya, y me gusta ayudarla un poco”— le dijo Luz

Se  levantó extendiendo la mano para retirar aquel plato. Pero Martín se lo impidió.

—“¿Y crees que ella se quedará conforme? Te equivocas Luz, si la privas de su tarea será una ofensa. Esa mujer necesita de su propio esfuerzo para ella misma. Como todos nosotros. Hasta podría creer que la energía de aquéllos arrogantes, a quienes rechazo, puede serles beneficiosa, a ellos mismos”

—“¿No puedes olvidar tus pensamientos?”— preguntó la niña

—“No Luz, puesto que me toca convivir en las mismas aulas. En los mismo recintos de estudiantes”

—“Es verdad”

—“¿Pero cuántas veces ha pasado lo mismo? Luego, todos ellos partieron ¿Dónde están hoy día?” Tengo buena memoria. Yo no me he movido. Mi apatía les señaló un tibio ¿Pero insisto en el tema, verdad? La armonía no llegó a incubarse de lo contrario los ignoraría. ¿Y si más tarde mi brazo fuese el más abierto para colaborar en una nueva construcción? Pero son sueños”

Luz se quedó pensativa mientras lo observaba. No sabía si con Martín se encontraba ante un pensador o un dramático.. Luego le dijo:

—“Podrían darse las dos cosas ¿O sientes únicamente palpable tu realidad? ¿Cuándo la tocaste? Es otra aventura y quizás más riesgosa”— ella dijo esto último con voz pausada

—“En realidad sí. Es un riesgo. Voy solo y sin embargo no creo ser el único. Debemos estar aislados y nos resulta difícil encontrarnos. Pero es que mi indagación puso los ojos en aquel horizonte hace ya mucho. Quiero además, acercarme para beber y aniquilar en lo posible nuestra vanidad”— le contestó Martín

—“¿Qué vanidad?”

—“Una eterna y que debe darse en todos los confines. La del pordiosero y el conde. Uno se ilustró en los caminos y el otro escribió sus prosas en un magnífico palacio. Pero eran muy semejantes al salir del seno materno, alimentados sólo por la placenta. No tenía ninguno antes de nacer, más talento que el otro. Sin embargo, cada uno hizo de su procedencia un foco de vanidad. Confundiendo de esta manera a sus seguidores y llevándolos a la discordia”

—“Lo he visto también en mi colegio. Hay compañeras que exhiben esos dos méritos. Los oponen. Y son muy vanidosas”— reflexionó ella

Al llegar a este tema parecíales a ambos haber llegado a un punto común. Y esto los aliviaba. Podrían hacia delante mantener un diálogo en forma amable, sin oponerse, tratando de hallar méritos comunes.

—“Sudamérica es pobre, mal administrada y hambrienta. Sus riquezas se guardan, se acuñan para un futuro. Pero como tal, como expresión de una tierra en simiente, es muy vanidosa”— insistió él

—“¿Estás seguro?”

—Sí... Luz ¿Cuántas veces lo hemos escuchado? No tienes más que dilatar el oído. Cuesta poco y se descubre pronto. Se dice acá en forma continua, que el primer mundo es poderoso pero carece de visión. Los europeos están viejos, aún los que recién nacen. Les pesa demasiado el pasado y no encuentran ideas nuevas. Sólo solucionan el instante dado, y ponen su energía sólo en la materia económica, con la cual nos ahogan...”

—“Pero somos sus herederos, no lo niegues”

—“No lo niego. Además de los yanquis, con los cuales compartimos la mitad del continente, decimos acá que son pobres de espíritu y su sensibilidad es escasa. Demasiado músculo. Un brazo de atleta y una cabeza de mosquito ¿Es así?”— insistió él

—“¿Es ésa la vanidad sudamericana?”— preguntó ella de nuevo  

—“Por ese lado transita. Es como un rechazo global al hemisferio norte. El primer mundo. Uno por burdo y otro por anciano. No llenan nuestras expectativas ¿Es así? Tenemos nuestra energía del espíritu y nuestro devenir será una cadenas de joyas engarzadas... ¡Pero falta mucho!”

El joven quedó pensativo con sus propias palabras. La niña intentaba preguntar algo más, pero adivinándolo, él siguió con su monólogo:  

—“Mira niña, no es que lo rechace. Es una voz y como tal, la dejo en su lugar. Pero yo tengo por delante treinta años de vigor. Debo desarrollarlos ahora. En mi tiempo, no en el próximo. No reniego de mis hermanos naturales, de mi tierra. Soy yo mismo además, quien está en juego. Represento un elemento más entre ellos. Un sudamericano vanidoso también. Orgulloso de su espíritu. Pero quiero oportunidades para mí y me las brindan desde allá, desde ese continente gastado, desde Alemania... y  las acepto”

—“Te apoyo en lo que dices Martín ¡Acéptalas! Puede que estés en tu lugar, aunque a otros les moleste un poco. Pero te diré, yo creo que es por envidia ¿O por vanidad?”— volvió a preguntar Luz

El muchacho la miró sorprendido. Hacía tiempo que buscaba apoyo en sus proyectos, por una beca a Alemania que le había sido sugerida, y sólo encontraba opiniones adversas entre quienes lo rodeaban.  

—“La vanidad se extiende a largos caminos y es expresión de pequeñez. De agotamiento. Cuando un hombre tiene el heroísmo de salir a la lucha expone su talento y su felicidad ¿Cuánto más fácil puede resultar a un artista gozar del prestigio limitado de su círculo familiar? Podrá hacer los retratos de las hermanas y los sobrinos. Luego vendrán las vinculaciones inmediatas a solicitar el suyo. Pintará un ramo de flores para colgar en un extremo de la casa. O una imagen mística en el centro del dormitorio. Todo esto representa el triunfo fácil”

—“¿Y piensas que la vanidad lo consiguió?—  Luz ya no miraba para la ventana

—“Sin duda. Aunque se introduzca en el modernismo. Alguien podrá decirle en este tiempo presente ...¡Píntame un cuadro abstracto para colocar en la sala que hemos comprado! Hará juego con mis muebles... Y es fácil, no hay riesgo”

—“¿Existe otra alternativa?”

—“Sí la hay... Porque alguno entre ellos al menos, sale a la lucha y se expone. Corre el riesgo. Sufre por años y al final, por fin, le obsequian una flor. Se la merece. Pero él sigue hacia adelante expandiendo ese perfume en todas direcciones”

Martín quedó callado mientras la miraba. Estaba cautivado con Luz.

—“Bueno”— dijo ella—“¿Pero dónde está ese artista brillante en nuestras tierras? Quiero aplicarle tu alegoría”

—“No puedo señalarlo con exactitud. No quiero. Esta alegoría alcanza a otras profesiones. Médicos. Abogados. Ingenieros. Políticos...”

—“¿Y si comenzaras desde aquí? Sin expatriarte. Podrías devolverle a la tierra que te acunó, algo de su ternura ¿No dices que somos más ricos en aquello que no se pesa en monedas?”— ella lo miró sonriente

—“¿Estás segura que lo dije yo? Pienso que lo he recogido... Mi opinión es que existen diferentes pueblos. A ello atribuyo la clara división de un solo continente geográfico, en culturas distintas y bien definidas”

—“¿Cuál de ellas te atrae más?”— preguntó curiosa Luz

—“No lo sé. Pues yo me dirijo hacia el viejo continente, gastado y sin embargo en pie, a Alemania más precisamente. Allí me ofrecen mejores medios de los que aquí tengo. Y yo les responderé con honradez. Además quiero alejarme por algún tiempo del centro donde he nacido. Soy el niño prodigio, buen alumno, de una familia con tradición ¡Y estoy cansado de serlo!”

—“¡Está bien Martín! ... No te exaltes conmigo”— ella había levantado sus ojos verdes, muy abiertos, aunque la expresión era sonriente

En aquel momento entró Juana en el comedor, retirando el plato vacío. Luz quiso alcanzárselo. Martín la retuvo.

—“Ya te dije. No la prives de su propia tarea”

—“....Debe ser, sin duda”




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