Siempre creí que para vivir hay que degustar la vida. Que para merecer este milagro, hay que ser parte de él.
Esa es la cuestión… sentirse vivo, mirar además, a través de otros cristales, escuchar otras voces, otros sonidos y meter las narices para percibir distintos aromas.
Todo lo que hay que saber está aquí, entre nosotros, esperando el momento de ser descubierto para incorporarse al conocimiento.
No hay tiempo para perder imponiendo la razón. La razón se impone sola.
La verdad no tiene dueño. La verdad… es libre.
No nos distraigamos mirándonos el ombligo, nosotros somos el ombligo… la prueba del existir.