La Deuda II

Al terminar la escuela secundaria y si bien había sido un excelente alumno y era muy inteligente, la posibilidad de una carrera universitaria casi inmediatamente quedó descartada. Simplemente no existían los medios económicos para viajes o estadía y libros. Sus responsabilidades en la casa eran cada vez mayores, así como la dependencia de las tías en su persona.

Una de sus tareas diarias era salir a hacer las compras. Las tías raramente salían ahora de la casa , salvo para alguna ocasional consulta médica o la infaltable cita a misa los domingos por la mañana. En sus visitas casi diarias al supermercado, comenzó a notar a Valeria, una de las chicas del barrio que trabajaba como cajera. Ella siempre se las arreglaba para que Félix terminara en la fila de su caja, ya fuese por un ademán, una sonrisa especial o simplemente una seña. Casi invariablemente él hacía su salida por la caja de Valeria. Y esos encuentros breves y apurados, donde se iban cruzando palabras y miradas, hicieron crecer una suerte de complicidad linda y sana, que Félix comenzó a desear cada tarde. Extrañaba ese momento cada vez con mayor anticipación.

Con el paso de los días Félix empezó a entender que no eran únicamente los comentarios vivaces y humorísticos de Valeria que le hacían anhelar su diario encuentro, sino también su mirada honesta y franca, su sonrisa y la facilidad con que ella hacía desaparecer su natural torpeza y nerviosismo. Había algo indelineable en su forma de conducirse y expresarse, en sus facciones suaves y dulces, que hablaban de alguien llena de alegría de vivir, pero a su vez dotada de una fina inteligencia y mucha seguridad en sí misma. Y Félix de a poco y sin presión de ningun tipo, empezó a gustar cada vez más del conjunto, del paquete de cualidades que confomaba Valeria y de su aspecto simple y pulcro.

Una tarde de otoño, en que una llovizna fría y persistente desalentaba a la gente para andar por la calle, Félix se hallaba como casi todas las tardes, recorriendo las islas del supermercado y revisando la lista que le habían dictado sus tías con las cosas para comprar. Hacía mucho tiempo que había sido bien entrenado para tomarse su tiempo y comparar productos y precios. La economía era algo que siempre debía contemplarse. Como el establecimiento estaba casi vacío, notó que Valeria no tenía gente para atender y cuando estuvo listo se acercó como siempre, un poco nervioso, a pagar su compra. Viendo que disponía de tiempo, ella lo recibió con una sonrisa radiante y siendo tan perceptiva de su condición tímida, tomó, como hacia siempre, la iniciativa del intercambio con un par de comentarios que siempre tenían el mismo efecto de hacerlo sentir progresivamente más relajado y cómodo en su presencia.

Pasaron charlando mucho más tiempo del que acostumbraban. Todo estaba muy tranquilo y Félix no se sentía observado por el resto de la cola. Se soltó más que de costumbre y cuando salió al frío y la humedad del crepúsculo, se subió despreocupado la solapa del abrigo con una mano mientras que con la otra balanceaba alegremente las dos bolsas de plástico con las compras. Tenía una sonrisa pavota en los labios, cierta incredulidad en la mirada, el corazón al galope y una invitación para la función de cine de los sábados. ¡Era su primera cita!




SIGUE

Senccilla, facil de seguir y amena.
Aqui ando sigiuiendo la deuda

Madelen, te agradezco sinceramente el tiempo de tu visita para leerme. Un saludo cordial,
Jose

Que por falta de recursos económicos y los cuidados merecidos a sus tias no pueda Félix cursar estudios universitarios me dá cierta pena....pero así de dura es a veces la vida ; pero cómo dicen no hay mal que por bien no venga y tuvo su "primera cita" ...ojalá toda salga bien Jose, porque siempre me gustaron los finales felices y ésto de que ya en el segundo capítulo haya encontrado a su alma gemela....pues no sé porque me da que algo malo se avecina......¡ya veremos! ......

Que fácil es leerte amigo..! con lo difícil que es narrar y lo sencillo que lo presentas...;.......
Otro beso..;

Cuando lei este comentario, me dije, sonamos, porque el final quizas no es lo que hubieses esperado, pero al escribirlo me salio asi. Me imagino que deben ser cosas que pasan en la vida. Yo tambien soy partidario de los finales felices, me encantan. Pero tambien se que la vida real no es asi. Mil gracias por tu apoyo constante a mis trabajos, Pili. Un gran abrazo para ti,
Jose

Que ágil se hace la lectura. Ahi vengo siguiendo despacio la historia de Félix. Me ha gustado como se va desplegando el personaje y el de Valeria. Describis aspectos que hacen que quien lee crea en la historia, crea en el sentimiento y quiera seguir acompañdo a Félix. Veremos que le va pasando.

Me alegra mucho que te hayas enganchado con la historia y que, hasta ahora, te guste, Silvina. Gracias por regalarme tu visita y comentario, amiga. Lo aprecio sinceramente. Un saludo afectuoso,
Jose